Después de más de 20 años de exitosa comercialización, el Renault Magnum se ha convertido en un pieza inconfundible, y puede que insustituible, en el panorama de los constructores europeos. Es, por así decirlo, uno de esos mitos en el sector del transporte que a ninguno de los profesionales deja indiferente por su peculiar concepción, de la que no vamos a extendernos en estas líneas. Después de pasar por innumerables retoques, tanto estéticos como mecánicos, parece haber alcanzado ya un punto de madurez en el que mejorarlo se nos puede antojar un tanto difícil. La evolución ha sido constante en todos estos años y los resultados comerciales del modelo hablan por sí solos.
Tras la última y más importante revisión llevada a cabo en 2008, en la que se le modificaba la cabina en su parte superior para dotarla de una aerodinámica más perfilada y al mismo tiempo de una mayor capacidad interior, llega una importante inyección de potencia, cifrada nominalmente en 20 CV.
RESULTADOS TOTALES | |
KM. RECORRIDOS: | 389 km |
TIEMPO EMPLEADO: | 4,96 h |
CONSUMO MEDIO: | 37,91 l/100 km |
VELOCIDAD MEDIA: | 78,36 km/h |
CONSUMO MEDIO ADBLUE: | 2,10 l/100 km |
Más brío, más eficacia
Las primeras impresiones no dejan traslucir un cambio importante con respecto a la versión de 500 CV, que ya en su día certificábamos que nos había sorprendido por su grado de prestaciones. Las nuevas plantas motrices son de origen sueco y poseen una capacidad de andar muy buena, agradables en su conducir en todo momento. Desde muy bajas vueltas podemos disponer de una cantidad de par muy significativa, lo que conlleva que el camión siempre trabaje a unos regímenes interesantes, en aras de obtener unos consumos lo más reducidos posibles. En ocasiones, la percepción que nos transmite es que se ha confiado demasiado en las bondades del par motor y puede que en algunos tramos reclame una marcha menos.
Esto quizás sea debido a la nueva gestión electrónica del cambio que se ha implantado en esta motorización, y que hace que sea uno de los motores que hemos tenido ocasión de probar, que trabaje más bajo de vueltas. Como muestra, tenemos que a 90 km/h, el motor sólo gira a 1.200 rpm, que es un nivel muy por debajo, si lo comparamos con cualquier marca de la competencia y de similares características. Por cierto, hay que decir que así como en las otras dos motorizaciones disponibles de 440 CV y 480 CV es posible montar una caja de cambios manual de 16 relaciones, en nuestra unidad de 520 CV, que es la más potente ofertada, el cambio automatizado viene de serie en la eficaz cadena cinemática.
Otra novedad importante que incorpora esta versión es el Optiroll, una versión propia del I-Roll que utiliza su socio sueco, pero que, a diferencia de aquélla, necesita que el control de velocidad esté activado para que comience a actuar. Por otro lado, el software de la caja de cambios tiene menguadas sus prestaciones, ya que en éstos no se dispone del programa Power ni de la función kick-down. Su funcionamiento es muy similar al de Volvo, que deja al vehículo rodando en algo parecido al punto muerto cuando las condiciones de la carretera lo permiten y esté engranada al menos la 7ª velocidad. Renault asegura que el Optiroll supone un ahorro adicional de un 1 % en el consumo de combustible.
También es novedad el software del control de velocidad. El programa permite que el control supere en 7 km/h la velocidad seleccionada por la parte superior y que caiga en 3 km/h por la parte inferior del velocímetro, sin que el conductor tenga que realizar ningún ajuste o manipulación.
Excelencia interior
En otras ocasiones ya hemos explicado a nuestros amables lectores las excelencias de la cabina Magnum. Sin embargo, cada vez que volvemos a instalarnos en una de ellas sigue sorprendiéndonos gratamente por el espacio disponible y lo perfectamente distribuido que está. La gestión del espacio interior del Magnum es todo un ejercicio de estilo y diseño difícil de superar. Con un suelo totalmente plano y con más de dos metros de altura interior, podemos movernos por la cabina con total comodidad y soltura. Evidentemente mucho ha cambiado en cuanto a diseño desde aquella primera versión: los asientos, literas, materiales termoconformados y otros aspectos en los que siempre nos fijamos. Sin embargo, hay aspectos que se mantienen inamovibles con el paso de los años: la propia esencia del concepto Magnum, que va ligado directamente a la amplitud, el espacio y el confort interno. Algo muy valorado por los profesionales del transporte de largo recorrido.
La forma de acceder a la cabina es particular donde las haya y siempre nos pareció un tanto extraña. Como ya conocerán nuestros lectores, dispone de dos barras laterales, verticales y paralelas, donde asirse al tiempo que escalamos los peldaños. Con todo el proceso, accederemos a la cabina sin ningún tipo de dificultad. Puede que para muchos sea uno de los pocos aspectos criticables del camión, aunque lógicamente a la primera de cambio estás totalmente acostumbrado. Una vez dentro nos reciben unos buenos acabados, con unos asientos comodísimos que además en nuestra unidad son de piel. Los materiales composites del salpicadero son en dos tonalidades de color y de agradable tacto.
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