Soy camionera: Merce Plaza, locura por los camiones
De pequeña tenía locura por los camiones. Eduardo, su padre, del que ha mamado esta profesión, solo puede sentirse orgulloso de su Merce. Lo declara a los cuatro vientos.
Mujeres profesionales del transporte.
De pequeña tenía locura por los camiones. Eduardo, su padre, del que ha mamado esta profesión, solo puede sentirse orgulloso de su Merce. Lo declara a los cuatro vientos.
El corazón a veces te tiene reservada una para cuando menos te lo esperas. Esta jiennense trabajó durante mucho tiempo en una tienda y, con sus tres hijos casi criados, ha decidido abrir los horizontes de su Villacarrillo de siempre para emprender ruta hacia sus anhelos más profundos.
Para Ángela Pérez, técnica superior en Integración Social y Atención Sociosanitaria, con diez años de experiencia en el sector, la pandemia supuso un viraje vital. Leer y oír que se necesitaban chóferes por miles la impulsó a hacerse camionera.
La recompensa suele estar precedida de motivaciones, ilusiones… Hasta que se ven cumplidos esos sueños, el camino ha de labrarse de esfuerzo, de trabajo. A veces, demasiado. Este es el caso de Ana Mesa, nuestra camionera, que, pese a su juventud, es ya una veterana en esto de la rosca. Contamos su historia, que bien merece la pena.
Con Oti Cabadas pusimos en marcha “Soy camionera”, una sección que quiere enfocar el sector del transporte por carretera desde otro ángulo. Una visión femenina de la profesión.
El placer de amar una profesión se convierte en algo increíble cuando percibes que dicha profesión también te ama a ti. Esa es la sensación que a una edad tan temprana como los 27 años percibe Silvia de Ágreda cada día.
La desenvuelta Lola Segura, protagonista de nuestro Soy camionera, siempre bondadosa, razonable, divertida y con esa mezcla de dulzura e irreverencia de una emancipada flapper de los felices años veinte, es un verso suelto y libre en el poema diario de nuestro oficio camionero.
Llegó a España persiguiendo una oportunidad como transportista. Pese a la falta de experiencia y los prejuicios, Emi se convirtió en la primera camionera de Mallorca. Hoy es una más en el gremio y su profesión la hace feliz.
A los 50 le cambió la vida. Una llamada de su marido desde Inglaterra le proponía hacerse camionera. Y subirse juntos a la cabina de un camión. De eso hace ya cuatro años y Xelo lo relata como la mejor decisión que haya podido tomar.
Pongamos que hablo de Soria, en la media tarde de un jueves cualquiera: “El lunes empiezas”. “¿Dónde?”. “Francia”. “¿Y voy con alguien?”. “Sí. Vas con el camión”. Como tantas otras veces, cuando María dejó de ver ese desafío como un adversario y pasó a verlo como su aliado, empezó a acariciar el triunfo.
Yendo en un autocar de excursión con sus compañeros de faena en un almacén de naranjas, María José, con esos 16 años en los que las costuras de la vida ya te aprietan por todos los lados, vio desde su ventanilla el perfil de una mujer conduciendo un gran camión.
A sus 51 años, la carretera ya no tiene secretos para nuestra camionera Andrea. Siempre con prudencia, pero sin miedo a nada.
Con cinco años, esta camionera pasaba noches de verano despierta para que su padre no se fuera de ruta sin ella, y luego se dormía en el camión. Su hijo, a la misma edad, le acompaña algún sábado con un heredado entusiasmo, calcado al que ella tenía.