Aunque los propulsores de gas (GNC y GNL) para camiones comienzan a extenderse a diversas aplicaciones del sector, con una significativa ampliación del radio de actuación, es en la distribución urbana e interurbana donde es más popular este combustible alternativo. Entre los grandes flotistas, apostar por las energías alternativas es un hecho cada vez más patente, puesto que también los constructores de vehículos industriales cuentan con mayor número de gamas alternativas con las que afrontar las severas normativas medioambientales, que en muchos núcleos urbanos se imponen desde los últimos años y que en breve se impondrán en buena parte de Europa.
En este marco, el constructor sueco propone este primer vehículo desde su nueva estrategia de venta y posventa Complet by Scania, el rígido P310 GNC con caja frigorífica, especialmente concebido para este segmento de la distribución de temperatura controlada, como son los alimentos o algunos de los productos de la industria farmacéutica, entre otros. Uno de los segmentos menos castigados por el retroceso económico que sufre el transporte y, en general, la economía de nuestro país. De ahí que la tendencia por parte de los fabricantes pase por ofrecer soluciones compactas a los transportistas.
RESULTADOS TOTALES | |
RECORRIDO: | 68,8 km |
VELOCIDAD MEDIA: | 56 km/h |
CONSUMO: | 16,47 kg de gas |
De ruta con el vehículo
Concretamente nos ponemos al volante de este Scania P310 LB6x2*4MNB GNC frigorífico, con el que realizamos una pequeña distancia de 68,8 km por polígonos industriales, desde San Fernando de Henares hasta el Centro de Transportes de Madrid (CTM), pasando por Ciempozuelos, una ruta que bien podría ceñirse al recorrido habitual de un transportista dedicado a la distribución. El motor gasolina de 9 litros adaptado para la alimentación de gas equipa cinco cilindros en línea y cuatro válvulas por cilindro, turbo e intercooler, para erogar los 305 CV de potencia máxima a 1.900 rpm.
Al comienzo del recorrido, en el CTM llenamos los depósitos de combustible en el surtidor de gas que allí se encuentra, para poner los contadores del ordenador de a bordo a cero. En total, ocho subdepósitos, cuatro a cada lateral, de ochenta litros de capacidad cada uno, que suman un total de 640 litros de capacidad de gas a 200 bares de presión. Además, el vehículo cuenta con un depósito auxiliar de otros 200 litros para alimentar el equipo frigorífico. Cabe destacar que, lógicamente, damos la capacidad de los depósitos en litros, pero todos estos litros en gas no pesan lo mismo que si los hubiéramos llenado de gasóleo, al no tratarse de un líquido.
Análisis de los resultados
Para analizar los resultados obtenidos, tomaremos como referencia los que obtuvimos en la prueba que realizamos en el Solo Camión 226, con el Scania P280 EEV, pues también montaba un motor diésel de 9 litros, como el que el de gas toma como base. Aunque los recorridos no se asemejan y es difícil cuantificar en cuánto afectan velocidades, tráfico, los 25 CV de diferencia, entre otros factores, intentaremos extraer algunas cifras que puedan servirnos como un punto de referencia.
Los resultados totales obtenidos con este camión alcanzaron los 220,5 km de recorrido, el consumo medio se mantuvo en los 24,72 litros de gasóleo a los 100 km y la velocidad media se situó en los 83,21 km/h. Por su parte, este frigorífico realizó un recorrido total de 68,8 km a una velocidad media de 56 km/h, en el que tuvimos que rellenar los 16,47 kg de gas que se consumieron, lo que supone un consumo medio a los 100 de 23,94 kg, sin alcanzar los 60 km/h de velocidad media, claro está. Aunque la cifra de consumo se asemeja bastante, mientras que el conductor del camión propulsado a gasóleo pagaría 34,36 euros a los 100 km, a 1,39 euros el litro de gasóleo
; el segundo conductor con el camión de gas pagaría 24,47 euros, al precio de 1,022 euros el quilo de gas. Prácticamente hablaríamos de una diferencia de diez euros cada cien kilómetros, aunque también comprobamos que el precio del gas sube proporcionalmente al precio del gasóleo, puesto que, al cierre del ejercicio de 2011, año y medio atrás, el quilo de gas se situaba en 0,86 euros, y en la actualidad ya supera la unidad, como vemos en la pantalla del surtidor.
Ventajas ecológicas
Aunque el consumo ya hemos visto que puede estar rondando los mismos valores, puesto que las últimas generaciones de propulsores han evolucionado en este sentido y se hace bien visible esta rebaja, si optamos por un vehículo GNC, reducimos la partida de explotación al ser este combustible algo más económico.
Otra particularidad de este tipo de vehículos es la significativa reducción de ruido del motor con respecto al mismo modelo con propulsor diésel. De modo que el puesto de conducción, en el que pasaremos la jornada laboral, se reafirma como más agradable.
En el apartado de contaminación, en el que las normativas medioambientales están restringiendo los valores de forma drástica, los resultados de los vehículos propulsados a gas son más que satisfactorias, pues reduciremos en hasta un 25 % las emisiones de dióxido de carbono y un 40 % las de óxidos de nitrógeno. Mientras que las de dióxido de azufre se verán prácticamente anuladas.
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