Entre el hielo y el cielo, pero con las ruedas en el suelo, mora este Scania de la fantasía que acaba de salir del taller de chapa y lindura hace, literalmente, cuatro días. “¡Mira, papá, “Frozen”!”. “¡Mami, fíjate, es Elsa!”. En el camino hacia nuestra sesión fotográfica para Solo Camión, todo es un mar de deditos señalando el camión.
Dejó dicho García Márquez: “He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre”.
En ese padre al que apelaba nuestro colombiano universal, a buen seguro se ve reflejado Roberto Durán Sánchez, el mismo toledano de Illescas al que ya tuvimos en Solo Camión con su Scania 124, decorado bajo la inspiración del film “Pearl Harbor”.
¿El mismo? Sí, pero no. Aquel luchador al volante, que a la sazón tenía cuatro camiones, y empezaba en el sector del frigo, hoy cuenta con 11 unidades de cinco marcas distintas.
Aquella Mayte Morales, que por aquel 2013 era su novia, hoy es su esposa. Pero sobre todo, aquel hombre a punto de dejar la “veinteañería”, es hoy el progenitor de Aitana, una niña de dos años recién cumplidos, que el primer día que vio “Frozen” se quedó quietita en la silla, lo que fue una insinuación para sus padres a la hora de decorar el Scania R520, descartando así la intención primera de Roberto, que era adornarlo con escenarios de Nueva York y Las Vegas.
De tal manera, Mayte Morales y Roberto Durán, cual Anna y Kristoff, decidieron emprender juntos un épico viaje para salvar al reino de Trans Mordu de un invierno eterno y… ¡perdonad, amigos!.Tal vez nos estamos dejando hipnotizar en demasía por la atmósfera de este camión. Volvamos a tierra.
Tomada, pues, la decisión, Roberto y Mayte se pusieron en contacto con su decorador de cabecera, el libérrimo Sergio “Manos Sucias”, con la única consigna de que querían un reflejo lo más real posible de la película de Disney y, por supuesto, que la niña luciera en la trasera del camión estrella de su empresa Trans Mordu (denominación surgida de las primeras sílabas de sus dos apellidos).
Al primer boceto dieron su OK inmediato, y en menos de dos semanas el camión ya estaba listo para toda querencia laboral.
No obstante, al margen de sus obligaciones empresariales, portando un frigo por Valencia y la Zona Centro de España, con sus chóferes Antonio Rojas y Luis Cano al volante, los Durán gustan de lucir su delicia por eventos lúdicos en los que el camión pasa por la alfombra roja.
“A este próximo Solo Camión Festival yo no podré ir, porque ese fin de semana tengo la comunión de una sobrina, pero si alguno de mis chóferes quiere ir –se compromete Roberto–, le dejo el camión con mucho gusto, además del hotel pagado”.
De la generosidad de Roberto, que se emociona tanto cuando habla de cosas hermosas (el nacimiento de su hija o el día de su boda con Mayte), como de trances aciagos (la pérdida de algún camión por siniestro total); sabemos también por sus amigos José Luis y Alba María, que nos acompañan en este reportaje.
Los cuatro son inseparables, más que familia… leales en cada gesto. Se avecina la boda de estos últimos, que son padres de Triana, amiguita del alma de Aitana, y por supuesto cuyo vehículo nupcial para la ocasión es todo un secreto a voces.
Nuestra cálida entrevista se desarrolla en el interior del camión. Somos siete, cómodamente apretaditos, con “Frozen” proyectándose en la pantalla de un teléfono móvil, y la conversación ya empieza a derivar por derroteros de la vida y los anhelos. Sin embargo, hay dos niñitas que no entienden mucho de tales disquisiciones y empiezan a reclamarnos que el estómago aprieta. Triana y Aitana marcan el fin de la charla.
Ellas obran y disponen. Para saber eso no hace falta ser García Márquez, así que nos despedimos con un buen abrazo, como los que da Olaf, nuestro simpaticón y afectuoso muñeco de nieve, uno de los protagonistas de la pintura de este Scania R520 de Durán y del reino «Frozen».