Está claro que los camiones eléctricos son toda una realidad, y un buen ejemplo de ello es este Scania 25P, un vehículo 100% eléctrico pensado para el uso urbano y recorridos medios, con unas interesantes características. Lo probamos y os contamos todas nuestras sensaciones.
La fase final del desarrollo de este tipo de camiones eléctricos nos ha pillado de lleno en plena pandemia, pero aún así las marcas no han parado de trabajar y se han podido lanzar en masa a ofrecernos este tipo de alternativas mucho más ecológicas que sus primos hermanos con motor de combustión.
Y el Scania que probamos en esta ocasión es un claro ejemplo de ello. La marca sueca ha desarrollado, en principio, una sola unidad de motor para este tipo de camiones.
Se trata de una mecánica capaz de generar de forma continua la nada despreciable cantidad de 230 kW, que, traducidos a caballos, son 310 y un par de 1.300 Nm. Si bien es verdad que podremos alcanzar picos muchos más altos, con los que nos plantamos en 295 kW o 401 CV y unos portentosos 2.200 Nm de par motor.
La caja de cambios automatizada ha sido desarrollada también por Scania para este motor y se integra directamente con él como un solo conjunto. Consta de dos velocidades con una relación para la primera de 2,59:1 y con una segunda marcha como se suele decir de relación directa al ser 1:1.
El conjunto obtenido se muestra relativamente compacto y ligero y se monta entre los dos ejes, para tener una masa equilibrada. A su vez, tenemos un acceso por los bajos del camión realmente cómodo.
Hay que destacar la sencillez de esta caja de cambios, ya que no monta ningún tipo de modo de conducción. Tan solo lleva las tres posiciones típicas de neutral, marcha adelante y marcha atrás.
Esta no podrá ser usada en modo manual, aunque sí podremos jugar con el mando del retarder y con un poco de práctica llevando accionados algunos puntos de este. Cuando soltamos el acelerador, el camión empezará solo a frenar y, por tanto, a regenerar baterías, por lo que podríamos decir que la conducción casi la podremos hacer con un solo pedal.
En el apartado de capacidad de baterías, de momento, la marca escandinava nos ofrece dos opciones, que varían en función del tamaño del chasis, aunque lógicamente las posibilidades de montar una u otra condicionan el precio del camión, así como la autonomía.
Estas dos opciones constan de un paquete de cinco baterías y otro de nueve. En ambos casos están distribuidas a lo largo del chasis en los dos laterales, de forma simétrica, y la impar resultante se sitúa en el lugar donde nos encontraríamos el motor de combustión, o lo que es lo mismo justo debajo de la cabina.
Con esta distribución se consigue un perfecto reparto de pesos, ya que hay que recordar que estos paquetes de baterías tienen un peso realmente importante. Nuestra unidad de pruebas estaba provista del paquete de nueve baterías, por lo que la autonomía máxima y, según las circunstancias de conducción, ronda los 260 kilómetros.
Para nosotros ha sido un acierto por parte de Scania el lugar escogido para ubicar el enchufe de carga. Con un tirador desde el exterior y bajo un lateral de la parrilla, encontramos este enchufe de tipo CCS 2, que nos asegura unas cargas muy rápidas siempre que contemos con el cargador adecuado.
Cabinas urbanas
Scania ha elegido, como no podía ser de otra manera, sus cabinas de corte diurno para esta serie de camiones eléctricos con carácter urbano. Concretamente la serie L y P son, de inicio, las únicas que en sus diferentes versiones tendrán cabida a esta plataforma electrificada.
Lógicamente para las cabinas mayores se ha elegido otro tipo de motorización, caja de cambios y paquetes de baterías.
Nosotros hemos probado la cabina de la serie P, la versión intermedia de las tres opciones disponibles, con no mucha altura interior, pero sí más enfocada a conseguir un buen espacio interior por ser más profunda que la más pequeña. Tal y como sugiere la marca, la podríamos considerar la cabina más versátil para operaciones urbanas y regionales.
Desde nuestro punto de vista, lo más importante era comprobar, aunque se trate de una cabina que no está pensada para hacer largas distancias, que resulte muy cómoda para bajar y subir de ella constantemente, ser buena en cuanto a visibilidad a la hora de movernos en el tráfico tan poblado de nuestras ciudades y a la vez resultar de calidad y contar con los elementos necesarios como para hacer la jornada lo menos cansada posible.
Pues bien, solo decir que nos ha parecido un clon de las grandes cabinas de la marca, como las series S y R, con lo que ello conlleva. Los materiales empleados para su realización son de primera, con unos ajustes que desde el primer momento notamos que durarán muchos años sin que se note el paso del tiempo por ellos.
Destacamos detalles que encontramos muy útiles y poco comunes en estas cabinas, como una mesa extensible que emerge desde la guantera derecha, o algo tan práctico como la ventana lateral a la altura de los pies en el lado del acompañante.
Exteriormente, también se cumple lo anteriormente dicho, y esta cabina nos parece muy atractiva, al ser un calco, evidentemente mucho más bajo que uno de sus hermanos mayores de marca.
Nuestras conclusiones
Sacar unas conclusiones para este camión eléctrico recién llegado es un poco complicado. Como producto y así a bote pronto nos parece que Scania ha trabajado de forma muy notable, y que ha realizado un producto redondo. En cuanto a la conducción, nos ha parecido una verdadera maravilla.
Nos acostumbraremos enseguida al pequeño silbido que emite el motor eléctrico y la caja de cambios, pero el sonido será casi imperceptible, y da una sensación en un principio un poco extraña, al no notar el ronroneo y ruido del motor de combustión, pero que a la larga agradeceremos.
La facilidad con la que nos adaptaremos será inmediata, y la conducción se torna un verdadero placer con este tipo de camión, al disponer siempre de una potencia y par continua, todo ello ayudado por el buen hacer de la caja de cambios de dos velocidades.
Las reacciones dinámicas nos atrevemos a decir que aún son más controlables que en un camión con motor convencional, y, como decíamos anteriormente, a poco que le cojamos el truquillo, ni siquiera tendremos que utilizar el pedal de freno durante la conducción.
En resumidas cuentas, este aspecto se ha resuelto de forma sobresaliente, aunque sí que es verdad que nos habría gustado que la marca ofreciese alguna alternativa más en cuanto a potencia y autonomías.
Las incógnitas en estos camiones eléctricos que están aterrizando son por todos conocidas. Uno de los temas más preocupantes es la autonomía, ya que no sabemos hasta qué punto será posible ofrecer unos datos reales que podamos extrapolar a una situación de trabajo normal.
Nosotros evidentemente y dadas las características especiales de este camión, no os podemos ofrecer unas cifras reales de consumo, al tratarse de una toma de contacto por un circuito diseñado por la propia marca y con algo de carga a bordo, aunque esto no nos preocupaba mucho, precisamente porque no íbamos a tratar de sacar datos reales de lo que podría ser el día a día de trabajo.
Conectado a todo esto, está claro que la siguiente preocupación es dónde realizar las recargas. En principio deberíamos de tener claro que todo aquel que adquiera un camión de esta tipología debe de tener su punto de carga, para al finalizar la jornada de trabajo poder enchufarlo y tenerlo disponible para el día siguiente.
No en vano, la propia marca tiene programas para abastecer a las empresas con en este tipo de cargadores y así tener todo bajo control. Lo que queremos decir básicamente es que en principio y hasta que la red pública de cargadores en España no esté mucho más desarrollada, se hace complicado el pensar que los trabajadores autónomos que no tengan una base para poder aparcar y cargar el camión puedan de momento adquirirlos.
Otro punto que habrá que valorar será el precio de adquisición, tanto del camión como de la propia infraestructura necesaria para poder hacer las cargas.
Y aunque parezca que hasta aquí únicamente os estamos contando cosas negativas, en realidad no es así, solo que intentamos poner en cuestión todos los puntos que valorar para poder establecer la realidad actual.
Está claro que cada vez será más difícil entrar a las grandes ciudades con camiones que no cumplan una normas medioambientales muy exigentes, y los únicos que de momento cumplen con emisiones cero son precisamente los eléctricos.
Por tanto, las empresas que tengan su propia flota, o las agencias que tengan que contratar a personal externo con camiones, cada vez nos exigirán más este tipo de camiones y, al final, no tendremos más remedio que asumir que es el futuro que nos depara.