Sant Pere Pescador y Volkswagen Vehículos Comerciales parece que son ya un binomio indisoluble desde un mes de junio en 2004. Hay amores de verano que perduran toda la vida, y este parece que apunta modales para ello. Quizás un poco de forma instintiva, puede que natural o tal vez de modo improvisado, pero lo cierto es que los propietarios, seguidores y amantes de las furgos de Volkswagen empezaron a encontrarse a principios del estío de 2004, cuando ya el solsticio de verano apunta maneras y se palpa que los días son más largos.
Por favor, no vale que me acusen de ateo ni de apóstata, pero es lo primero que a uno se le viene a la cabeza cuando pasea por las parcelas del camping que acoge anualmente el encuentro de furgoneteros, la FurgoVolkswagen, venidos desde todos los rincones de nuestra geografía y algunos puntos de Europa hasta el pueblecito pescador del Alt Empordà: si eso del Bulli no será una religión. Lo que sí es cierto es que se trata del apodo familiar que se otorga al modelo de la gama T, cuyo primer modelo apareció en el año 1950, después de unos dibujos que garabateó el importador holandés de la marca alemana, dos años antes. Antes de que aquel vehículo viese la luz del mercado, los responsables del momento empezaron a barajar nombres para bautizar al recién llegado. Entre las nominaciones que aparecieron como candidatas se hallaban la de Jurwen o Bulli, y esta última enraizó entre los seguidores de marca trascendiendo su denominación hasta hoy, y familiarizándose entre sus adeptos.
A estas alturas no estamos en disposición de aseverar o no si el “Bulli” es realmente una religión. Lo que sí podemos garantizar es que tiene miles de seguidores, de adeptos, de fans que le profesan el mayor de los respetos en todos los mercados y en todos los países, siendo Sant Pere Pescador uno de sus templos de peregrinaje anual. Que sus usuarios se cuentan por legiones y que acuden allí donde exista una llamada o algo similar que huela a un encuentro de sus propietarios. Pero el popular modelo tiene otras connotaciones intrínsecas que van de la mano de su formato de carrocería y de la potencia de su motor sean del año que sean: T1 (1950), T2 (1968), T3 (1970), T4 (1990), T5 (2003) o T6 (2015). Porque uno puede encontrarse con modelos de todas las épocas y de todos los estilos. Porque eso es lo que significa la popular furgo de Volkswagen: un estilo diferente de vida, de enfocar el viaje, de consumir el tiempo libre con la práctica de cualquier deporte de contacto con la naturaleza o simplemente ejerciendo la vida de modo contemplativo, viendo cómo cae el sol al otro lado de la laguna.
Oldtimer Center
Uno de los aspectos que siempre llama poderosamente la atención del paseante entre las furgos asistentes a la FurgoVolkswagen que se concentran en Sant Pere Pescador es el sorprendente número de vehículos fabricados en la década de los 60 que se dan cita, o que acuden a ella. Si bien la cantidad asombra al visitante, todavía resulta más extraordinario comprobar, observar o fotografiar el excelente estado de conservación o los trabajo realizados para su restauración. En algunos casos, te cuentan los orgullosos propietarios mientras recogen una toalla o la ropa de los niños desparramada sobre la litera, para que fotografíes su interior, que acuden a talleres de restauradores, “que los hay, y muy buenos, y que saben tocar muy bien la indestructible mecánica” del modelo en cuestión.
En otros casos acuden a que la recomposición del Bulli, T1, T2 o T3 y puesta al día (carrocería y pintura incluida) se lleve a cabo en la propia fábrica de Hannover, de cuyas cadenas de montaje salió un día su furgo. Que luego, después de recorrer varios mercados, pasando de unas manos a otras, acabó finalmente en las suyas tras ver un anuncio en Internet de que se vendía aquel vehículo en cuestión.
La planta de Hannover acoge el denominado Oldtimer Center auspiciado por el propio fabricante, Volkswagen Vehículos Comerciales, donde pueden acudir los propietarios de una furgoneta considerada de corte histórico. El embrión de este departamento tiene lugar cuando un grupo de profesionales especialmente formado plantea la idea a la dirección de la planta para recuperar la historia del icónico modelo. Adquirieron cien vehículos con los distintos formatos o estructuras de carrocería que se habían fabricado hasta el momento, llevando a cabo un minucioso y exhaustivo trabajo de restauración en el que ningún área del vehículo queda por desmontar.
Esto sucedía en 2007 y desde ese instante los orgullosos propietarios de uno de esos vehículos comerciales históricos pueden llevar a cabo en Hannover la restauración, parcial o total, de su vehículo en el lugar mismo de origen. Las transformaciones son también un trabajo solicitado en el departamento, puesto que se llevan a cabo totalmente de acuerdo con el instante o año de fabricación: con materiales y componentes originales. Junto al trabajo final, que son las llaves del Bulli totalmente restaurado, el propietario recibe un completo y exhaustivo informe de todo lo que se ha realizado en el vehículo, documentado con una colección de fotografías en las que se observa paso por paso la labor llevada a cabo.
Sant Pere, la Meca de Volkswagen
El modelo de Volkswagen, el Transporter y sus diferentes versiones para aplicaciones de todo tipo se popularizó muy pronto desde su aparición en 1950. El éxito fue rotundo desde que el mercado de los USA lo acogió y empezó a popularizarlo entre el movimiento jipi de la época que preconizaba el amor en contra de la guerra y buscaba otra forma de vida a favor de la paz. Fueron tiempos de grandes e históricos conciertos en contra de la guerra del Vietnam, contra la que no pudieron hacer nada más que ver cómo la jungla engullía a los jóvenes de uno y otro bando. Un buen amigo, íntimo mío, es de la teoría de que aquella guerra acabó también con Los Beatles. Los de Liverpool, en pleno éxito mundial, prefirieron, dice él, poner fin a su carrera antes que escribir una canción en contra de aquella contienda en Vietnam, que hubiera supuesto la deserción de miles de jóvenes, salvando muchísimas vidas. Creo que estará contento cuando le enseñe estas líneas. Igual hasta se compra un California.
Luego para satisfacer la demanda llegaron las fábricas de Puebla, en México, o la de Sao Paulo, en Brasil. Algunos de aquellos modelos se siguen viendo en Sant Pere durante tres días de junio, un lapso de tiempo en el que uno puede hasta ver cómo va evolucionando año tras año un modelo que se está restaurando. Cómo el feliz propietario de otro ya ha instalado los armarios de madera de teca que son la admiración de los vecinos anuales. O cómo los críos que llegaron un día a la FurgoVolkswagen en Sant Pere asistidos por un pañal, coquetean ya en pandilla con las mocitas al amparo de algún Bulli, mientras sus padres intercambian consejos para mejorar su furgo. Ellos serán los que guarden el testigo del relevo. Por cierto, que en la presente edición se reunieron 768 vehículos Volkswagen Vehículos Comerciales, evidentemente de todas las épocas. Ustedes juzgarán si se trata de una religión o no.