Aunque en esta ocasión no vamos a modificar el modelo de la casa Altaya, sí que vamos a enriquecer este Barreiros cisterna y a corregir algunos fallos de este fabricante de maquetas.
La cabina está perfectamente realizada, con una excelente resolución de detalles, porque es un cabina con una forma de chapa plegada muy difícil de ejecutar.
Lo habitual es que este tipo de maquetas de camiones clásicos los comercialice la firma Otero Models, con un nivel de acabado soberbio, en cuanto a interiores, chasis, etc., pero en contrapartida tienen el precio, que suelen rondar entre los 200 y 300 euros. Así que no es para menos.
Sin embargo, con nuestro Barreiros de Altaya tenemos una pieza muy buena, más económica, que podemos enriquecer con algunos detalles para rematar y que luzca como una auténtica pieza única de coleccionista.
De hecho, decimos que nace un clásico, pues algunos modelos de esta casa, apenas salir al mercado, ya tienen un público esperándolos, coleccionistas y especuladores y, aunque se comercializan en los quioscos, se convierten en maquetas difíciles de encontrar si no es triplicando su precio.
El camión se presenta con el rotulado de la empresa Pañalón. El fabricante real de estos camiones los pintaba en varios colores, y el más habitual era el naranja, así que encontramos este primer error.
Las formas de la cabina son perfectas, tanto en el perímetro exterior como por la cantidad de pliegues.
Los faros delanteros son impresionantes y por su transparencia proporcionan un aspecto húmedo de focos nuevos, mientras que los traseros nos parecen un poco sosos, con un simple acabado y un plástico transparente.
Si se les hacen un círculo de dos milímetros de diámetro y un pequeño botón encima quedarían perfectos.
Por su parte, el parachoques delantero presenta un error por falta de atención; lleva pintado tanto la matrícula del remolque como el de la tractora, uno a cada lado. Las hemos eliminado con disolvente aguarrás o quitaesmalte de uñas.
Como la cisterna la hemos reciclado de otra maqueta, del parachoques trasero hemos eliminado también las placas de matrícula, para fabricar dos nuevas, la de la tractora y la del remolque, de este modo nos aseguramos de que serán iguales. También hemos fabricado unos focos que hemos colocado.
En nuestra opinión, se trata de una maqueta fabulosa por un módico precio, con unas posibilidades de transformación brutales, en las que con esa cabina nos quedarían unas configuraciones en rígido muy buenas. Una pieza para conservarla tal cual, aunque con unos pequeños retoques está a la altura de modelos mucho más caros.
Más trucos
Como apenas hemos tocado la maqueta original, os desvelamos el diorama que hemos realizado. Un tablero base, un tablero recortado con la caladora para la carretera, unos listones, bote de espuma de poliuretano, pasta de pladur, cola blanca, serrín y sprays de varios colores.
Para la base, colocamos el tablero carretera y, como no queremos que parezca una autopista, le colocamos unos listones que simulen un cambio de rasante en el mismo trazado. Como la carretera está más elevada con respecto al plano, los huecos los rellenamos con la espuma de poliuretano, un producto que rellena, pega y sella.
Tened en cuenta que este producto, al secar, tiende a aumentar su volumen. Una vez todo seco, cogemos la pasta de pladur y la aplicamos a todas las superficies tanto en el terreno como en la carretera, aunque en esta última con menos carga.
Seco de nuevo, utilizamos cola blanca de carpintero sobre el terreno y, antes de que seque, espolvoreamos el serrín por toda la superficie.
Sobre la carretera le pasamos una lija de grano 80, y la pintamos de color negro, trazando una línea con blanco para delimitar los carriles, para después ensuciar y desgastar. Finalmente, pintamos el terreno como si fuera hierba en diversos tonos verdes.
