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Soy camionera: Merce Plaza, locura por los camiones

Apenas comenzaba a andar cuando la camionera protagonista de este reportaje ya se iba directa hacia el camión de Eduardo, su padre. “Mi primer recuerdo es que mi padre me empujaba el culo para que subiera a la cabina de su camión. No podía de lo canija que era.

Menudos berrinches cogía cuando me despertaba y ya se había ido de viaje, y eso que la noche anterior me dormía agarrada de su cuello para que no me dejara en tierra.

Pero no, no había manera”. La que nos explica esto es Merce Plaza Rincón, una auténtica apasionada de los camiones, pura locura la que destila por una profesión que ha mamado desde la cuna.

Camionera Merce Plaza

“Cuando me junto con las amigas de la infancia, todas coinciden en decirme lo mismo: Merce, al final te saliste con la tuya. Porque yo, cuando me preguntaban qué quería ser de mayor, siempre contestaba lo mismo: camionera como mi padre”. Dicho y hecho.

Es más: “Con mi hermano Edu nos apostamos 10.000 pesetas a que de mayor sería camionera. Me decía que estaba loca. Todavía no me las ha dado”, nos cuenta entre risas Polvorilla, como se la conoce por la emisora, porque “soy puro nervio”, nos cuenta.

Aprovechamos la ocasión para recordarle a Edu que queda más que claro que la apuesta la perdió, así que ahora le toca saldar deudas.

Ahora que ya lleva trece años conduciendo camiones, nuestra camionera Merce se siente la más feliz del mundo. Y eso que la vida, aunque siempre contó con la ayuda de sus padres, no se lo puso nada fácil.

“Cuando Indira, mi hija, tenía año y medio me separé. Todo se me hizo cuesta arriba, niña, gastos, hipoteca,… con la ayuda de mis padres todo salió bien. Trabajaba en una fábrica de televisores, que compaginé con las clases matutinas en la autoescuela.

Camionera Merce Plaza

Al final me saqué el carnet, y menos mal, porque si no me hubiera arrepentido toda la vida. Era mi sueño, así que el día que me saqué el carnet de camión y luego el de tráiler fue una pasada”.

Eso sí, más tarde llegaría la decepción de ir a buscar trabajo y encontrarse trabas por todos los lados. “Iba a las empresas a dejar el currículum y lo primero que me preguntaban que si era para mi marido.

Camionera Merce Plaza

Veía mi carnet con el esfuerzo que me había costado y que nadie me llamaba y me ponía a llorar. Iba a Mercabarna, al CIM Vallès, a plantas de hormigón,… entraba a los sitios llenos de hombres, me moría de vergüenza, pero yo para delante”.

Dicen que la que lo sigue, lo consigue. Y en este caso no iba a ser menos. Al final a través de una compañera en la fábrica le salió el contacto que le permitió subirse por primera vez a un camión. El sueño ya estaba cumplido, y la apuesta ganada.

Antes de comenzar a trabajar se iba con su padre para coger práctica. Por aquel entonces él llevaba una cisterna con la que llevaba harina. Era importante tener experiencia.

Al final la llamaron para trabajar y las dos primeras semanas para conocer a la gente, las rutas,… fue en el camión con Dani, que actualmente sigue siendo su jefe.

“Siempre he ido con frigo y, claro, no era lo mismo entrar a cargar a silos con la cisterna de mi padre que acular en los muelles. Pero bueno lo practiqué mucho.»

Camionera Merce Plaza

Pasaron las dos semanas de prueba en las que viajaba acompañada y llegó el día en el que el jefe le dijo que ya iría sola. “Ese fin de semana no dormí. No tenía problemas por conducir el camión, lo que tenía era miedo a liarla, a meterme en una calle sin poder salir”.

Pero nada, el temor del primer día pronto se disipó. “Me dieron la ruta Santa Perpètua-Lleida, y la verdad es que superbién. El transporte es una caja de sorpresas, nunca se sabe dónde irás.

Me despierto sobre las 3.30 de la madrugada y cuando llego al CIM Vallès normalmente ya tengo cargado mi camión. Empiezo rutas por diferentes lugares de Cataluña. Cargo, descargo, hago repartos y vuelvo a acabar al CIM sobre las 13.30 horas”.

Camionera Merce Plaza

Merce siempre ha ido con semirremolque tipo frigo, suele llevar mercancía refrigerada y congelada, embutidos, yogures, helados, bollería,… “El primer camión que llevé fue un Volvo color calabaza, luego llegarían varios DAF, como el que llevo ahora”.

En trece años de profesión, nuestra camionera nos cuenta que el sector ha cambiado a mejor. “Mi marido, que también es camionero, me dice que tenga cuidado, que hay mucha gente que no va de buena fe, pero yo soy muy dicharachera, me gusta hablar con la gente, ayudar, relacionarme con mis compañeros. Eso lo he heredado de mi padre, los de antes eran así”.

Camionera Merce Plaza

También es cierto que “el primer día que entras en un sitio llamas la atención. En alguna plataforma que he ido a descargar me han llegado a preguntar si vengo con mi marido o si llevo un rígido. Con mi cara los delato. De entrada parece menosprecio, pero yo me crezco, les vacilo”.

Recuperar las esencias del transporte, olvidarse de las prisas, ser más humano, más compañeros, cuanto bien haría a la profesión.

Merce pone su granito de arena, muchas, muchos la siguen en ese camino. Otros muchos deberían tomar nota. Por el bien de la profesión.

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