El hombre, la tierra y el camión nos han venido a la mente, porque Félix, precisamente, también se llamaba el padre de nuestros protagonistas. Aquel padre (Q.E.P.D) salió de su salmantina La Alberca natal, con 18 años mal cumplidos, para trabajar en San Sebastián y Francia, hasta recalar finalmente en Enériz.
Los hijos de Félix, Julián y Javier, ya de pequeños no tenían otra cosa en la cabeza que el ser camioneros, pero sin embargo el padre se desapegó pronto del oficio, pues renegaba de tantas horas de espera. A pesar de ello, sus vástagos nunca perdieron aquella ilusión primera, y en cuanto pudieron, allá por el año 2000, se asociaron en lo que desde entonces se conoce como Estructuras, Encofrados y Transportes CIMANCE, S.L.
Su empresa ha pasado por tantas fases como ciclos ha vivido el sector de la construcción en Navarra y España, hasta llegar a la actualidad con una decena de personas a su cargo dedicadas a este campo y el del transporte, así como a los servicios de quitanieves por algunos tramos de la N-1, A-10, A-12 y A-15.
Pero no es su camión Mercedes Benz 3 ejes, el Sprinter de 3,5 toneladas o las cuchillas quitanieves lo que nos ha traído hasta su lonja en Puente la Reina, sino dos diamantes por pulir (un Pegaso Comet de 1966 y un Troner de 24 V y 340 CV) y sobre todo uno ya perfectamente pulimentado: el Barreiros 42/20 AB.
Enamorado del sonido
Si en la entrada hemos hecho hincapié en el rugido de este motor con pistones, cigüeñal y segmentos reforzados, no es por casualidad, ya que el runrún de crucero y el ronquido al cambiar de marcha de este camión es de aquellos que hacen que tenga que ser muy interesante lo que vayas a decir para que oses interrumpir su cadencia. Eso sí, podemos repasar en silencio su historia.
A punto de pisar el desguace en el estado que muestra la fotografía que utilizamos para abrir nuestro artículo, Julián convenció al dueño del mismo para hacerse con él, así como a su buen amigo, el gran piloto navarro de camiones Javier Mariezcurrena, para que lo viniera a recoger en una góndola.
Ya en la lonja de los García, la caja de Barreiros, totalmente desvencijada, fue desmontada para chatarra, pero el motor arrancó a la primera. Sólo se advirtió una fuga de agua en primera instancia, así que el camión fue llevado a su taller CST Navarra de confianza para ser pintado. Las ruedas se cambiaron y en Talleres Astiz se le hizo una nueva caja.
A la hora de los detalles, Julián y Javier tenían claro que querían para el chasis el mismo color gris-verdoso del original, por lo que demandaron asesoramiento para la carta de colores RAL al museo Barreiros de Madrid. Para la cabina, con su generosa superficie acristalada, también querían el naranja original con el que este 42/20 salió de fábrica.
“El camión venía de décadas anteriores, de trabajar mucho por la zona de la sierra de Francia, en Salamanca. Nunca –continúa Julián– salió con las 20 toneladas que podía cargar, así que, aunque por fuera estuviera deteriorado, en lo esencial no tuvimos que cambiarle nada.
Con la documentación antigua le dimos de baja temporal y un ingeniero nos hizo el proyecto de histórico, más que nada para andar tranquilos con el tema de los discos”.
Este Barreiros pasó con tranquilidad la ITV en 2012, para un período de tres años. Seguro, Impuesto de Circulación y demás documentación están en regla, y aunque Julián lo hace sin rechistar hasta la fecha, no encuentra lógico que un vehículo catalogado de histórico tenga que pagar el mismo Impuesto de Circulación (más de 200 euros) que uno que está trabajando. “No me parece justo que un vehículo sobre ruedas pague más de Impuesto de Circulación que de seguro, así que espero que pronto se arregle esta situación. De todas formas –vuelve a sonreír Julián–, el mantenimiento es muy asequible una vez que restauras un vehículo de estas características.»
A Barco de Ávila
Este Barreiros, cuya puesta de largo oficial en el mundo de las concentraciones de clásicos tuvo lugar en las fiesta de Enériz, de septiembre de 2012, ya ha asomado sus potentes faros por varias de las reuniones más prestigiosas del país, como las de Torrelavega, Albacete, Los Arcos, Torrejón de Rey y en la X reunión de amigos del foro www.camionesclasicos.com, que tuvo lugar en Barco de Ávila (Ávila).
El vehículo, por si alguien lo duda, siempre llega a este tipo de eventos por su propio pie. “Normalmente el equipo lo formamos mi hermano Javier, mis primos Agustín y Joaquín, mi amigo Fernando el tamborilero y yo mismo; aunque algunas veces hemos ido toda la familia. Lo pasamos en grande porque es gente grande la que encuentras en estas ocasiones, como Ángel Martín, los hermanos Parada, Santiago del Sol, Ángel Macías o Isidoro, por sólo mencionar a algunos”.
Mientras me enseña su colección de más de 300 maquetas de camiones, Julián reflexiona sobre la suerte que uno puede encontrar en la vida si se cultivan constancia y humildad a partes iguales. En ese sentido se considera un privilegiado por el hecho de que el mencionado piloto de Santesteban, Javier Mariezcurrena, le tenga prácticamente como a uno más del equipo.
“Ni en mis mejores sueños lo hubiera imaginado, así que desde aquí quiero agradecérselo, porque también fue un hombre que en el mundo de la competición de Camión GP se hizo a sí mismo, por lo que me siento muy identificado, pues en lo nuestro empezamos con poco más que una bolsa y un martillo”.
Julián García muestra la primera maqueta que le regaló su padre Félix, y no puede contener la emoción al recordarlo. “Habría disfrutado mucho de ver cómo ha prosperado su familia desde que él se fue solo de su pueblo siendo casi un niño”.
Ya en Enériz, donde llegamos con el camión, nos esperan la madre de Julián, Carmen, así como su hermano y sobrino, ambos Javier. Los amigos de la Sociedad Enériz nos preparan dos platazos de jamón al tiempo que fotografiamos el Barreiros por todos los rincones de este bonito pueblo. Mientras tanto, el valle contempla la escena sabiendo que, más pronto que tarde, su bestia parda volverá a él.