Lo que Internet ha unido que no lo separe el hombre. Si los camiones clásicos pudieran hablar, seguramente tendrían este deseo entre los primeros de su lista. La expansión social que se ha vivido en la red de redes, con la apertura masiva de páginas para el intercambio de información entre los usuarios, ha permitido que muchos transportistas y no transportistas luchen juntos por algo que, de no ser por el invento del siglo, hubiera sido una causa perdida. “La afición al camión está en alza, y gracias a Internet se está recuperando mucho material industrial, con lo cual poco a poco vamos conservando algo que era nuestro: los camiones Pegaso, los Barreiros…”, reconoce Carlos Pello, uno de los aficionados que no se han perdido ni una sola edición de la reunión de amigos del foro camionesclasicos.com. Con la de este año, que se ha celebrado en la localidad alcarreña de Torrejón del Rey, ya van ocho, y todo hace indicar que los miembros del foro seguirán liándola parda en lo venidero.
Un movimiento de resistencia, el que abanderan estas personas, que no entiende de edades. Como muestra, esa gente maja de Tomelloso (Ciudad Real), un grupo de veinteañeros que decidieron pasar el último fin de semana de septiembre entre los dinosaurios del camión. Curiosa, en todo caso, la historia que tenían sus vehículos: un Pegaso 2080 y un Barreiros C38 T. El primero había sido un regalo de Pedro Montejano a su padre –“En Nochebuena me lo llevé un día a Castellón y le pregunté si le gustaba este camión; me dijo que sí, que era de su época, y le contesté: ‘Pues, hala, ya es tuyo’”- y el segundo era un recuerdo que Javier Espinosa quería tener de los tiempos de su abuelo.
De hecho, llevaba una foto suya en el lateral de la cabina. “Mi abuelo se mató en el camión, y por eso quería hacerle un homenaje, ya que no lo conocí”. Menos mal que, entre tanto sentimiento, había anécdotas para reír, como cuando a estos chicos se les ocurrió subir a una pareja de recién casados encima de un sofá remolque enganchado al camión y darles vueltas por las calles de su municipio. ¡Como para no contarlo!
Jóvenes como éstos serán los que, más pronto que tarde, tengan que coger el testigo de los Madín, José García y Vicente Savall. Veteranos que merodeaban, entre los cerca de cincuenta clásicos concentrados, como Pedro por su casa. Nuestro asturiano volvista trajo, para alegría de su compañero Pello, un precioso Scania Vabis de 140 CV, un vehículo que le ha reportado muy buenos momentos con su mujer y su nieto David. Por eso cuesta creer que lo tenga en venta. Ahora, sus miras están puestas en conseguir un Volvo de los de antaño. “No me importa el modelo; sólo que tenga morro. Sé donde hay uno, pero me piden mucho”, espetó.
En todo caso, el activismo exhibido por Madín en la restauración se podría extender a casi todos los asistentes. Raro era dar con conformistas de un solo proyecto. José García, de Moraleja de Enmedio, llevó un Leyland Comet con todos los complementos, incluido un contador de combustible original, pero antes había arreglado un Dodge o un Barreiros.
La familia García Parada, de Chinchilla, presentó un Pegaso 2020 B al que habían salvado de la chatarra, pero en casa había dejado otros modelos como el 1060, el 1083 o el 2180. ¿Y qué decir de Vicente Savall e hijos? Pues que este descendiente de arriero colonizó Torrejón con los siete clásicos que movilizó desde Alicante, entre ellos un Pegaso Mofletes y un Pegaso Cabezón. José Manuel, uno de sus hijos, nos explicó que su padre lleva recogiendo vehículos desde principios de los 90.
En definitiva, fue un fin de semana de lo más nostálgico, y quien dice nostálgico dice de lo más pegasista. Más variedad había, no obstante, en los aprovechamientos, con Pegaso que se habían utilizado para transportar ganado, como el 1065L del abulense Miguel Ángel; para sofocar incendios en entornos rurales, como el 3041 de José Antonio, o para transportar de todo un mucho, como el Cabezón de Ginés Hernández.
La nota exótica de la reunión la pusieron los catorce amigos canarios que hicieron el esfuerzo de venir desde la isla con sus camiones, entre ellos dos Peterbilt 359 y un Mack M11 613 con unas aerografías espectaculares al más puro estilo americano. “Nos conocemos de pequeñas concentraciones que se hacen allí, y ahora, después de la reunión, algunos vamos a intentar visitar de España todo lo que nos dé tiempo en una semana”, explicaba Carmelo, alma máter de una expedición que transmitía, por todos los poros, un espíritu joven. Visto lo visto, y dada la energía de algunos mayores, puede que la restauración sea un buen método para combatir la edad.
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Pegaso una auténtica pieza para restaurarla y conservarla.Por otra parte,para los amigos solocamioneros,está muy bién las concentraciones de camiones clásicos,ya que la nostálgia unida a la conducción de un verdadero camión,es toda una aventura.Un saludo.