Un gigantón como este Peterbilt siempre llama la atención de los habituales y no tan asiduos de las tiendas especializadas en maquetas y modelismo en general. Pues bien, vamos a ver qué podemos hacer con este 389 de puro acero.
En primer lugar, este vehículo escala 1:24 cuenta con un chasis formado de dos largueros y siete travesaños, en el que el primer eje actúa de directriz, además de incorporar los pulmones de frenos y sus guardapolvos, los bujes, las rótulas y la barra de dirección, así como las ballestas fuertemente sujetas con sus correspondientes tornillos.
Mientras, ambos ejes traseros se consolidan como motrices, perfectamente detallados, con sus anclajes al chasis debido a la suspensión neumática. También en esta zona, el fabricante se ha decidido por unas buenas fijaciones mediante tornillería.
El motor, con su caja de cambios, simula un todopoderoso CAT, aunque está realizado en plástico inyectado muy resistente. En el momento del fundido, le aplican un colorante amarillento al plástico para emular el mismo acabado del original que monta el vehículo real.
Por su parte, colectores, radiador, manguitos, culatines, entre otros, componen los auxiliares para complementar el detalle de esta gran réplica de un camión americano.
Del interior al exterior
La cabina está compuesta de un fondo plano al que le colocamos los dos asientos, los pedales, la palanca de cambios y un salpicadero exhaustivamente detallado, al igual que sus hermanos mayores.
La zona del sleepper es una auténtica simpleza, no cuenta con ningún detalle, que a juzgar por el exterior, daría mucho juego debido a las prolongaciones con las que cuenta tanto en altura como en anchura. Al margen de los dos cristales que lo rematan para poder observar el interior, es una verdadera lástima que el fabricante no haya exprimido esta parte del kit.
Mención aparte necesita el exterior de la cabina, que está decorado con una pintura muy bien aplicada, pues permite contemplar la inmensa cantidad de remaches. Es decir, está aplicada lo justo para cubrir la chapa sin encharcar o desmerecer los detalles de esta cabina completamente metálica.
Debido a su estructura, el capot de este vehículo monta unos tornillos para facilitar su apertura y, de este modo, poder ver el potente motor. Mientras, el sleepper se presenta en plástico, así como todos los componentes cromados, aunque con ese brillo inimitable salido de fábrica.
Más trucos
Arrancar los adhesivos de las maquetas sin estropear la pintura base, es una tarea fácil pero laboriosa. Necesitaremos un recipiente grande que llenamos de agua y verteremos unas gotas de jabón lavavajillas.
Esta mezcla hará la función de decapante para las pegatinas. Sumergimos la maqueta en esta solución y, transcurridas unas 12 horas, comenzamos a tirar de ellas. En algunos kits se desprenden prácticamente solas, en otros, quizás debamos dejar más tiempo la maqueta sumergida.
Este consejo sólo es válido para las calcamonías sin barniz, no valdrá para los adhesivos barnizados ni las tampografías. A pesar de las grandes dimensiones del sleepper, el fabricante no ha aprovechado la oportunidad de explotarlo. Nosotros lo guardamos en nuestro cajón de sastre para realizar una futura transformación que os mostraremos más adelante.