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MAN TGA, Asturias Fantasy World

“Cuando el sol se pone es la estrella que da luz… quiero repetirte que no hay nadie como tú”. Esta estrofa de la superfamosa “Quince años”, del Dúo Dinámico, seguramente se la cantaría Federico Fernández a su mujer Encarnita con más gusto que a la empresa que él fundó en el año 2000, pero si nos atenemos al significado estricto de los versos entonados, cobra mucho más sentido si se dedica al camión que protagoniza nuestro reportaje.

Tanto por la luminotecnia que despliega cuando el sol declina en la verde Asturias como por los quince años que acaba de cumplir Carrocerías Somonte, ubicada en el polígono industrial de Gijón que le da nombre.

Nuestro MAN de hoy es puro despliegue de miradas bellas, estrellas y destellos, caballos y cabellos. “La idea de la decoración –nos cuenta David, hijo del citado Federicoestá inspirada en hadas y unicornios, y de todo ello mi hija Sheila tiene gran parte de responsabilidad.

 

Fue una forma de ir metiendo a la pequeña en este mundillo, y os puedo asegurar que tiene una ilusión tremenda con el camión. En las concentraciones no se despega de él y se muestra orgullosa cuando la gente se acerca al decorado y le hace fotografías, así que bien podemos decir que en nuestro “Fantasy World” participamos las tres generaciones Fernández al completo”.

Validada la idea en las cabezas pensantes de Carrocerías Somonte, el proyecto fue cristalizando a base de muchas horas de ordenador, fusionando ideas y recopilando fotos de las más variadas escenografías.

“En 2012 ya tuvimos un Volvo FH12 decorado, que llevamos a varias concentraciones, y con el que desde el primer momento apreciamos las virtudes de tener una forma tan llamativa de publicitarte, que la gente te vea y que pregunten por ti.

Cuando vas por carretera –continúa un orgulloso David–, prácticamente no hay conductor que no gire la cabeza para ver esta tractora. Si lo que te gusta, además ayuda a la empresa, no se me ocurre mejor combinación”.

Vendido el Volvo antes citado al mercado de Dubai, nuestros protagonistas tuvieron claro desde el primer momento que no iba a pasar mucho tiempo sin el reclamo de un decorado con su sello corporativo, dando por sentada la entrega que ello supone, no tanto (que también) en cuanto a inversión inicial, sino sobre todo por las horas y horas de despliegue en el taller.

El trabajo, en ese sentido, se plasmó íntegro en las instalaciones de esta empresa en el gijonés Polígono Industrial de Somonte; y en ello participó la práctica totalidad del personal del taller.

Carenados, defensa trasera, barras de inoxidables, tapa de quinta rueda y todo lo que respecta a pintura y electrónica sale de las cuatro paredes de Carrocerías Somonte, “lo que certifica –redobla David su satisfacción– el magnífico equipo de trabajo que conformamos entre todos”.

Lo cierto es que esta empresa familiar, que cuenta con el marbete en su tarjeta de presentación de ser distribuidora en Asturias de todos los productos Lecitrailer, no solo está especializada en fabricar vehículos a medida y necesidad del cliente, sino que también realiza trabajos de pintura en turismos y vehículos industriales.

En su página en Facebook, con centenares de seguidores, son muchos los clientes que han pasado por Somonte y publican las últimas operaciones de sus vehículos en materia de chasis, cunas portabobinas, elevación automática, pilares traseros y todo tipo de configuración en tauliner, con acabados específicos (separaciones interiores, chapas integradas en el piso, ejes, puertas, lonas, refuerzos, rotulación…) para todo tipo de trabajo, incluyendo todas las homologaciones pertinentes.

Bajo la sugerente mirada de todas las damiselas que habitan en la chapa de este hermoso MAN TGA, David se deja seducir, pero solo hasta cierto punto, porque no hay caída de ojos que tanto le hechice como la de su mujer Marian Isla, que en la empresa lleva las riendas de la oficina.

Ella participa como la primera del gusto por la decoración en familia, y en cualquier concentración se la puede ver casi a todas horas en los aledaños de su obra maestra rodante.

“Nos encanta que la gente se acerque al vehículo, haga fotos y nos pregunte cosas. Solo intentamos –nos advierten David y Marian– vigilar sigilosamente que nadie se apoye con algo que pueda rayar, o que los niños no se pongan de pie en las chapas que cubren el chasis, pero el calor que nos da la gente con su curiosidad compensa con creces todo el trabajo que nos ha llevado hasta aquí”.

Efectivamente, la vida te enseña en ocasiones como esta que cuidar cada momento es cuidar todo el tiempo.

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