Ya muchos días antes algunos de los miembros de la Asociación Española Pegaso habían empezado a trasladar sus camiones clásicos hasta la que sería la base de la concentración, el taller de los Hermanos Parada, en la albaceteña Chinchilla de Montearagón. Allí fue donde se celebraron las reuniones para organizar todos los detalles sobre recorridos, comidas, permisos y los preparativos que conlleva un acto como éste.
El viernes poco a poco comenzaron a llegar los primeros participantes. Era un buen momento para dar un último lavado al camión, charlar un buen rato con los amigos a la sombra y admirar la última joya restaurada de Ángel Macías: una tractora 2045 de tres ejes con doble dirección, podría decirse que casi única en España.
Tras la comida el ambiente se fue animando. Mientras unos ayudaban a bajar el camión de Choclán de la góndola, otros comos Moraleda y los Jaén iban llegando, también el Tecno de Ballestas Egara que entraba rugiendo… A todos ellos se les dio la bienvenida y se fueron estacionando formando un círculo e intentando agruparlos por el modelo de camión: aquí los Troner, allí los cabezones.
A media tarde comenzaron las inscripciones al pie del autocar de la asociación, que prepararon perfectamente para realizar esta función de apoyo. Cuando el sol ya estaba bajo fue cuando más participantes llegaron, unos subidos en góndolas y otros, más confiados en su mecánica, vinieron circulando. Por un lado de la campa, Óscar Duarte aparcaba sus dos Troner, los Savall descargaban sus camiones, otro tanto hacían los de Frutas Montosa. Éstos son gente conocida de las concentraciones, pero también iba llegando esa gente más anónima que no suele salir mucho ni participa en los foros de Internet y que su amor por los clásicos les hace restaurar su camión, poco a poco, en silencio, para el disfrute personal o con la familia, pero satisfechos de haber salvado del soplete a esa máquina a la que se le coge cariño.
Al final se tuvo que retrasar la hora prevista para la cena porque no dejaba de llegar e inscribirse gente, pero los amantes del camión a veces nos “alimentamos” con otras cosas. El cambio de bola, el grupo corto, algún pistón agarrado y esas historias que hoy serían imposibles, como la de un joven de 16 años que conducía el camión porque su padre estaba enfermo y no podía recoger la leche de los ganaderos mientras la Guardia Civil miraba hacia otro lado, compartieron mesa y mantel con nosotros. En ese momento ya eran 40 los vehículos aparcados en la campa, contando con el autobús de El Bierzo y el simpático Pitufobús.
Tras una fresca noche, el sábado nos daba la bienvenida soleado. Los participantes continuaban llegando con sus Pegaso, pero también con algún Barreiros, Leyland o Volvo. Los más alborotadores fueron el grupo de los camiones americanos. A Cortijo, Pepito, Chicho y Sanz siempre se les oye llegar muchos metros antes de aparecer sus brillantes parrillas cromadas por la puerta. Todos ellos fueron a inscribirse sin dilación, pues pasadas las once salíamos para realizar una ruta por Albacete.
Nos gusta conducir
Los organizadores querían que los participantes disfrutaran admirando los camiones aparcados, pero sobre todo que gozaran con lo que más les gusta hacer: conducir sus camiones. Por eso diseñaron las actividades para que ésta fuera una concentración más dinámica y que no tuviera un solo desfile, como suele ser habitual. Y todo con la tranquilidad de tener a disposición el taller y las grúas de asistencia de Parada cerrando el convoy, por si surgía algún problema mecánico en estos abuelos de la ruta.
Así se salió del polígono industrial Camporroso, en una larga caravana por la vía de servicio, recibiendo los bocinazos de saludo de algunos camioneros que viajaban por la A-31 y que a buen seguro les habría gustado estar en el evento si el trabajo no se lo hubiese impedido. Ya en las calles de Albacete, la gente se paraba en las aceras o se asomaban a las ventanas preguntándose de dónde habían salido tantos camiones. Otros se interesaban por hacia dónde iban o en qué lugar quedarían estacionados. Así que cuando se llegó al recinto ferial, ya había bastante público esperándonos.
Allí quedaron los camiones expuestos para hacerles fotos y algunos aprovecharon para tomar un pequeño aperitivo antes de subir a tres autocares dispuestos por la organización para regresar a Chinchilla, donde esperaba la comida. Tras una buena sobremesa se terminó el paseo por las calles de la ciudad camino de la esperada visita al circuito de La Torrecica.
Los camiones fueron entrando y estacionando en el paddock, pero los más inquietos Óscar Duarte con su Troner y Daniel Savall con su Iveco no podían desaprovechar la ocasión de ofrecernos una lección de cómo hacer trompos con un camión clásico. Poco después llegaba el deseado momento de entrar con los camiones a la pista para dar unas cuantas vueltas con total libertad, sin las condiciones que se suelen establecer en los desfiles que se celebran como parte del espectáculo de las carreras de camiones. Aquí había pilotos de todos los estilos: unos cuidadosos con las viejas mecánicas que se divertían con sus acompañantes en la cabina, otros que intentaban emular a Antonio Albacete marcando la vuelta rápida y los que simplemente querían darle un poco de alegría a ese camión acostumbrado a rodar por carretera a la velocidad legal. La verdad es que verlos así traía a la memoria aquellos tiempos en que no existían ni el limitador ni el tacógrafo.
Más tarde, y con unas fotos más en las memorias de las cámaras y móviles, fue la hora de continuar con la ruta camino del lugar de concentración, pero esta vez saliendo del circuito dirección a la pedanía de La Felipa.
Más tarde, el maestro de ceremonia y uno de los fundadores, José Antonio García, presentó un pequeño vídeo sobre la historia y los acontecimientos a los que han asistido. No se le olvidó dar las gracias a los asistentes y algunos regalos conmemorativos a personas que han estado detrás de ellos apoyándolos en esta concentración y durante todo el tiempo transcurrido desde que se fundó esta Asociación Española Pegaso. También nos dio la buena noticia de que Michael, más conocido en los foros como Mortadelo, tardaría todavía dos horas en llegar desde su domicilio alemán de Colonia. La afición por los clásicos y por los Pegaso en particular de este hombre bien merece un reconocimiento.
El domingo por la mañana nadie se demoró en levantarse de la cama y desayunar. Había que ir al encuentro con los camiones, arrancarlos, hacer aire y partir otra vez en caravana dirección a Pozo Cañada. Antonio y José, de la Cofradía de San Cristóbal, habían bajado ya la imagen del santo desde la ermita a las afueras del pueblo y nos esperaban para darnos la bienvenida y encabezar un pequeño desfile por las calles.
Los camiones fueron aparcando para quedar expuestos en el aeródromo, y en una localidad con tanta tradición camionera como ésta no tardaron en ser visitados y rodeados por el público. Mientras dábamos cuenta de un refrigerio ofrecido por el ayuntamiento se iban haciendo los preparativos para que Paloma del Sol, la ganadora del premio en una rifa celebrada durante la cena, pudiera subirse a una pequeña avioneta y realizar unas fotos de la concentración a vista de pájaro. Seguro que fue una experiencia difícil de olvidar en la vida de esta joven.
Tras los discursos de agradecimiento arrancamos de nuevo para volver a la campa de Hermanos Parada y realizar la comida de despedida. Todo lo bueno se acaba y hay que ir pensando en cargar los camiones en la góndola y regresar a casa para estar el lunes otra vez en el trabajo. Los más remolones se quedaron hasta las seis de la tarde, pero al final partieron agradeciendo a los organizadores y sus colaboradores el buen fin de semana que nos han hecho pasar. ¿Tendremos que esperar otros tres años hasta la próxima concentración de la Asociación Española Pegaso? Después de lo vivido estos días, creemos que no.
¿Quién no hecha de menos a nuestra marca Pegaso?seguramente que no solamente los que haceis posible la revista y web solocamión la hechaís de menos,sino que todos los camioneros y los que no lo són,aún la añoran y la recuerdan con mucho cariño y nostalgia.Un saludo.