Este Volvo FH 540 Ocean Race es la consecución de un sueño fraguado prácticamente desde la cuna. El apelativo Sebinas, que es con el que todo el mundo conoce cariñosamente a su dueño, surgió precisamente de forma espontánea, al acompañar en la cabina desde muy pequeño a Sebas, su padre, en esas treguas vacacionales que otorgan las responsabilidades infantiles.
Muchos años después, pero con idéntica ilusión, este joven nacido en Noceda del Bierzo (León), creó un vínculo con el diseñador Velasco, nuestro conocido asturiano, colaborador habitual de Solo Camión, que enseguida rebasó los límites de lo meramente comercial. “Te voy a echar de menos, amigo”, le dijo este último cuando Sebinas sacaba su Volvo del taller, para iniciarse definitivamente en las mil y una rutas.
A partir de los colores que distinguen la cooperativa asturiana, desde Creaciones Velasco le fueron presentados diversos bocetos artísticos a nuestro protagonista, que en tándem con su padre, eligió finalmente el que ilustra nuestras páginas, aderezado con algunos detalles de corte más personal. El que un proyecto así se alargara 18 días da fe de lo dificultoso de una aspiración tan ambiciosa, en la que el camión hubo de repintarse por completo y desmontar la mayor parte de sus piezas.
Tres años en Transastur
Con 25 años, obviamente, la experiencia de Sebinas no puede ser muy amplia, pero los muchos años de recorrido a la derecha de su padre, todo un ejemplo para él, le dan un plus añadido de incalculable valor.
“A veces creo que hasta se preocupa demasiado por mí, pero sé que lo hace desde el corazón, porque él mejor que nadie –atestigua Sebinas– sabe lo duro que es estar tantos días fuera de casa, y más siendo tan joven, porque echo mucho de menos a la familia y a mi novia Andrea”.
En un principio, nuestro leonés anduvo con distintas empresas, pero aconsejado por su padre, se integró hace tres años en la cooperativa Transastur. “El ir por libre te hace sentir cierto aire de libertad cuando estás empezando, pero genera incertidumbre, sobre todo si te ves afectado por algunos impagos. En Transastur –se reafirma Sebinas– me sentí integrado desde el primer día en algo grande y con futuro.
Nuestros principales clientes, como Aceralia o Hiasa, tienen sede aquí, pero desde mi Asturias inicio ruta, tanto nacional como por cualquier punto de Europa. Alguna lágrima te cae sobre el volante pensando en la gente que dejas en casa, pero también tienes el aliciente de conocer muchos lugares en los que, seguramente, sin el camión nunca habrías estado, así como de hacer grandes amigos dentro de este oficio. Como siempre me enseñó mi padre, todo esfuerzo tiene al final su recompensa”.
Cuando se sincera, Sebinas reconoce que este es un oficio en el que hay que estar por vocación pura y dura, porque el transporte es un oficio difícil para alguien que quiera empezar desde cero.
Él mismo tuvo que dejar alguna de sus aficiones, como los rallys, porque reconoce que el camión te deja muy poco tiempo para otras cosas. Como a tantos otros de los paladines del oficio que llenan nuestras páginas, le gustaría que este gremio estuviera más unido. “Si fuéramos a una –asegura convencido–, entonces sí que seríamos los verdaderos reyes de la carretera, pero lamentablemente estamos muy lejos de eso”. De cualquier forma, no hay oficio para él que se pueda igualar a este.
En que su entusiasmo crezca día a día tiene también mucho que ver el que la gente le pregunte por su decoración o le pida permiso para fotografiarse junto al Volvo. “Siempre fui así, un apasionado de la carretera, desde que empecé a viajar con mi padre a los 12 años. Con 15 –recuerda Sebinas–, mi padre se compró una cosechadora, de la que os envié una foto con un escrito para la sección “Desde la cabina”.
Cuando la vimos en Solo Camión, mi padre y yo nos pusimos muy contentos. Guardamos esa revista como un trofeo, y es que sabéis como nadie hacernos sentir como en una gran familia.»