Que el asunto no está para darle curro al personal. Sino todo lo contrario. Que todavía se van a destruir hasta 600 mil. El guiso político de este país, la chanfaina política en esta tierra resulta ya una auténtica y esperpéntica vergüenza. No importa ni el color, ni el credo, ni de dónde vengan, ni que sean jerarcas autonómicos o nacionales. Luego dicen que el votante ha perdido credibilidad y que hay que reivindicar de nuevo la caspa política, perdón, quise decir la casta política. Esto es una payasada como aquella que nos contaron cuando se fueron los jefes de Estado más relevantes del cartel con la pasta de todos nosotros a reinventar el capitalismo. Para inventos estábamos entonces y miren dónde nos metieron.
Ahora son ellos los que, por lo visto, quieren reinventarse. ¿Cómo?, pues imagina uno que a base de trincar de donde puedan, porque ya ve usted cómo están los telenoticias con tanto sinvergüenza entrando y saliendo de los juzgados. De ese modo quién se va a creer las milongas que nos vienen contando un día tras otro. El actual presidente y su tribu ministerial parecen todo menos eso. Se pasan el día contándonos la actualidad como si fuesen meros contertulios de esos que están en posesión de la verdad absoluta o de la última gaseosa fresca que queda en el desierto. Y cuando toman alguna medida, ya saben ustedes dónde apuntan, dónde ponen el ojo. ¿O no? ¿Quiénes somos los que recibimos las perdigonadas de posta de los impuestos y las subidas de precios? El dinero público se lo siguen llevando y despilfarrando. Unos con pelotazos, otros con oenegés e institutos que son sinónimo de lucro. Perdón, será por las prisas en entregar esta plana, pero volví a pifiarla. Quería decir sin ánimo de lucro. Entre el Estado, las autonomías, las diputaciones y los ayuntamientos están reventando los dineros públicos y nadie pone cotos a tantos desmanes, pirulas, chaqueteos y obras más oscuras que los pies de Machín.
Sin embargo, ahora, después de las congelaciones salariales, el aumento de las tarifas de los transportes públicos, de las subidas de los ierrepeefes, viene la de los ivas, también las del agua, las del recibo de la luz, las del gas y la de la bombona de butano. El gasóleo en los máximos históricos, pero ahí no se quedará, porque nos dicen que somos el país de Europa que más barato lo paga. Acuérdense del dato. Uno es de los que piensan que este tipo de subidas son irrazonables y que a todas luces resultan ilegítimas cuando estamos como estamos, mientras ellos y sus administraciones han desparramado tanto dinero. Podría ser una fechoría como la del triste impuesto que recaudan (o recaudaban) unos tipos facinerosos, dando luego ruedas de prensa con chapela y pasamontañas. ¿Usted qué piensa, querido lector? Si lo desea, puede darnos su opinión en el correo que encabeza la página.