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Galopar a bordo del Volvo FH13 de Urrutia

Ya sea por los dos corceles a galope o por el lema “Riding to the Heaven” (algo así como ‘pilotando hacia el cielo’), lo cierto es que este Volvo FH13 transmite un irrefrenable aire de libertad, se mire por donde se mire. Su dueño, Egoitz Urrutia, apenas se sube a él –Adolfo, “Motxi”, es el chófer que habitualmente está detrás del volante–, pero uno puede detectar de inmediato su satisfacción cuando el vehículo está delante.

“A mí ahora me toca estar con el ordenador y menos en el camión”, explica resignado nuestro protagonista desde su escritorio, en las oficinas del Grupo Urrutia, en Mungia (Vizcaya).

Volvo FH13 Urrutia

Fuera, junto al parking de invitados, el Volvo FH13 aguarda impecable a que acabemos la entrevista y empecemos la sesión de fotos. A metro y medio de la mesa de trabajo de Egoitz, su pareja, Ainara, echa un cable con el negocio.

“He sido novia de camionero y soy esposa de camionero. He vivido este mundo, créeme”, dice Ainara, quien, pese a los rigores de este mundillo, reconoce que también disfruta en las concentraciones.

Escondida a los pies de Egoitz, la pequeña Kira asoma la cabeza de vez en cuando. Es la perrita de la familia.

Volvo FH13 Urrutia

Tiene ya 13 años, es la primera en fichar por la mañana en la oficina y tiene un lugar de honor en el Volvo: un retrato enorme en la parte trasera de la cabina. Solo falta Nile, la hija del matrimonio. Ella es la razón por la que los caballos lucen así de bien junto a las puertas.

Una línea más moderna

“La niña se ha aficionado ahora a la hípica –dice Ainara sonriendo–. Así que quería caballos en el camión nuevo”. Dicho y hecho. Sin embargo, el proceso no fue tan sencillo. Egoitz nos lo explica paso a paso: “Compramos el vehículo el año pasado, en el concesionario Volvo de Bilbao.

La mayoría de los vehículos de la flota (14 en total) son Volvo, así que seguimos con la marca. En el concesionario aprovechamos para prepararle todas las luces (cintas de led, el cartel de Urrutia, rotativos para trabajos especiales, los pilotos y los focos de arriba). Cuando eso estuvo hecho, se lo llevamos al decorador Axier, en la localidad de Bedia. Y ahí estuvo dos meses”.

Volvo FH13 Urrutia

El proceso, en general, se le hizo un poco largo a nuestro protagonista. Normal, por otra parte, cuando uno tiene entre manos una máquina que sirve –no lo olvidemos– para trabajar. Durante la decoración, Egoitz se acercaba a menudo a las instalaciones del artista para ver cómo iba quedando la joya de la flota. El trabajo de Axier no le ha defraudado.

“Nosotros conocíamos al decorador ya de otros trabajos de compañeros camioneros –explica Urrutia–. Me gustaba cómo trabajaba con aerógrafo, así que en cuanto compramos el vehículo, empezamos a pensar qué tipo de decoración podíamos aplicarle”.

Las franjas de distintos tonos de azul sobre la chapa blanca son ya un símbolo en la flota del Grupo Urrutia, así que el punto de partida iba a ser ese. “Axier nos recomendó que mantuviéramos las líneas pero dándole un toque más moderno, porque el tipo de franja que teníamos ya estaba muy visto”.

Volvo FH13 Urrutia

Para marcar la chapa con los colores de la empresa, el decorador usó la técnica del marmoleado (manchar el color para aplicarle un aspecto de piedra marmólea) y añadió purpurina. Se abandonó el típico trazado angular de las líneas para jugar más con las curvas y se pintaron los laterales bajos con el nombre de la marca y los caballos de potencia.

Quedaba entonces añadir las imágenes. Nile tenía claro que quería caballos en el camión, así que le pidieron al decorador que los colocara junto a ambas puertas. Los buscó por Internet y los plasmó a aerógrafo, iguales en ambos lados.

En la parte trasera, de blanco impoluto, se abría la oportunidad de usar ese espacio como lienzo para plasmar un retrato de Kira. “Eso fue idea de Egoitz”, dice Ainara. La mascota lleva más de una década acompañando a la familia, tanto en la oficina como en casa, y es la debilidad de nuestro protagonista.

Volvo FH13 Urrutia

Para acabar, entre el decorador y Ainara le dieron vueltas al asunto del lema frontal. Al final, “Riding to the Heaven!”, que no es otra cosa que un grito a mano alzada de libertad y orgullo. Y listo.

Después de dos meses de modificaciones, pintura y detalles, el Volvo FH13 entraba en la flota de Urrutia por la puerta grande. “Quedamos muy contentos –reconoce nuestro entrevistado–. Adolfo, el chico que lo lleva, lo conserva mejor de lo que lo haría yo. Cuando se va de vacaciones, me dice que no lo coja, ¡que se lo rompo!”.

Volvo FH13 Urrutia

Amor por el decorado

Esta empresa familiar arrancó con el negocio del transporte de material de construcción en 1955 y hoy continúa a paso firme y con una nueva rama enfocada al almacenaje y la logística. Cuentan con un total de 14 vehículos entre tráilers, lonas, góndolas, camiones grúas y plataformas.

Desde los inicios, si algo ha marcado la imagen de la flota de Urrutia ha sido el esmerado cuidado por la estética. “Siempre hemos tenido los camiones curiosos”, dice Egoitz.

No obstante, el primer decorado llegó hace unos años, con un Scania R620 que encontró de segunda mano por Internet. Estaba en Holanda y, además de cumplir con los requisitos de configuración que buscaba Egoitz –un 6×2 para cargas especiales–, tenía la chapa completamente decorada con dibujos animados.

Volvo FH13 Urrutia

“Ya había ido a algunas concentraciones, pero fue con el Scania con el que realmente empezamos a movernos por todos lados”. Su amor por los camiones y por los decorados lo ha llevado hasta Assen, Le Mans, Torrelavega, Hoznayo, Iniesta… a veces en familia, a veces con colegas como su amigo Poyo.

Fue precisamente en Iniesta donde este Volvo debutó oficialmente hace ahora menos de un año. “Si puedo, la idea es subirlo a Nogaro”, asegura Egoitz mientras se le escapa una sonrisa de felicidad. Si sube, lo hará a galope.

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