Un año de trabajo, horas y horas puliendo, pintando, desmontando y montando piezas, muchos fines de semana de dedicación, de mucho esfuerzo y esperanzas, con contratiempos, complicaciones y múltiples problemas que surgían a cada paso.
Intensas jornadas de calor y también de frío, en las que los que han hecho posible esta restauración le han puesto mucha paciencia con el firme convencimiento de lograr el resultado que hoy vemos aquí.
El protagonista principal es este Barreiros C938T de 1979, pero a la par se encuentra Juan Carlos Fernández y Eloy, su padre, que con ahínco han conseguido dar forma a este majestuoso camión.
“Nos honra y admiramos esta obra, a la que tanta dedicación le hemos puesto”, nos cuenta nuestro invitado, que continúa explicando que “el camión lo tenía un amigo, estaba en muy malas condiciones y estaba destinado a morir en un desguace. Cuando me enteré me puse en marcha para llevar a cabo esta restauración”.
Con este trabajo realizado Juan Carlos ha querido homenajear a su padre, “un maestro de los camiones”. No en vano, Eloy ha sido mecánico de Barreiros la mitad de su vida y la otra mitad la ha dedicado a ser camionero.
“Cuando Chrysler compró Barreiros, mi padre dejó de ser mecánico y se compró un Barreiros 300 con el que ha recorrido España. Ahora, con 82 años, se sube a esta tractora que hemos restaurado juntos y enseguida le vienen a la cabeza sus años al volante de esta maravilla de vehículo.
Así, entre trabajar en la fábrica de Villaverde y luego conducir estos camiones su vida gira en torno a Barreiros”, nos apunta su hijo, que también nos recuerda que esta profesión “la llevó en la sangre. Ya mi abuelo era transportista, tenía un GMC y un ruso con los que llevaba a los mineros a las minas de Linares (Jaén). Tanto mi abuelo como mi padre son jiennenses, yo nací en Madrid”.
Aparte del sentido homenaje que quiere hacer a su padre, Juan Carlos nos cuenta que esta restauración también se la quiere dedicar a “don Eduardo Barreiros, el maestro que hizo posible lo imposible y que creó el gran imperio Barreiros Diésel.
También quiero apuntar que este vehículo forma parte del recuerdo de todos los transportistas y de la historia de España y quiero dedicárselo a todos los amantes de los camiones clásicos no sólo de Barreiros sino también de Pegaso”.
Una auténtica reliquia
Trabajo minucioso el que se ha efectuado en esta reconstrucción. Se trata del modelo C938T de 1979, un Turbo 350 de 313 CV alcanzados a las 2.200 rpm, conocido como el 320. Un propulsor BSR 36 C-Diésel de cuatro tiempos con alimentación de aire, sobrealimentado con 6 cilindros en línea y una cilindrada de 11.946 c.c. Las labores de rehabilitación se realizaron en una nave a las afueras de Madrid, en Ciempozuelos.
Allí se quitó el motor, la caja de cambios, los ejes, la cabina, los radiadores, el Intercooler, todo. Una vez se desarmaron todos los elementos se pasó a preparar y pintar el chasis (con el color original según los códigos de la marca) para luego pasar al motor. Tras montarlo en su sitio le tocó el turno a la caja de cambios y a los ejes.
Después de horas de trabajo, fue el momento de pasar a la cabina, “lo más esperado”, nos dice Juan Carlos.
Con la cabina ya perfilada se instalaron pilotos, parachoques, faros, bocinas, retrovisores, visera y todas esas pequeñas piezas que dan forma a este vehículo. Gracias a la colaboración de Félix, de Tapicerías MC, se llevó a cabo la tapicería. “Un lujo cómo quedó el interior. Los asientos, por ejemplo, son originales de un Simca 1000”, nos detalla nuestro invitado.
Fin de fiesta
Tras un año de intensa restauración con la inestimable ayuda y sabiduría de Eloy (su padre), con también el saber hacer de Jesús (su hermano) y de Juanki (su hijo), Juan Carlos ha reunido en torno a este Barreiros a tres generaciones de los Fernández.
Concluida la excepcional remodelación, nuestro protagonista fue un paso más allá al conseguir que el C938T volviera a sus orígenes 33 años después de salir de la factoría de Villaverde.
Y es que tanto Juan Carlos como su padre pudieron dar varias vueltas en la pista de pruebas de la fábrica, donde se probaron los camiones antes de comercializarse. Una pista que Eloy pisó en innumerables ocasiones cuando era mecánico Barreiros y que ahora, tantos años más tarde rodando sobre ese asfalto, le reportan infinidad de recuerdos.
“Creo que es el primer camión que ha vuelto a recorrer este circuito. Estoy realmente contento. Y es que gracias a estos vehículos aprendimos nosotros a trabajar, siempre con mucho sacrificio. Recuerdo cuando era pequeño y viajaba con mi padre en la cabina del Barreiros.
Pasábamos muchas penurias, eran camiones en los que la calefacción no calentaba mucho y en los que en verano tenías que llevar las ventanas bajadas para que entrara un poco de aire fresco”, rememora Juan Carlos, que nos continúa explicando aquellas aventuras en la carretera, “cuando llegabas a destino y tenías que dormir allí.
Cogíamos una caja de fruta de plástico y la poníamos entre medias de los dos asientos para improvisar una cama. Eso sí, ¡vaya dolor de espalda! ¡Qué recuerdos!”. Todo un homenaje a los sentimientos.
Junto con los Pegaso,los camiones Barreiros también són una leyenda.