Nos encontramos con Javier Agudo en los prolegómenos del Truck Show de Torrelavega, evento del que nuestro protagonista era uno de los organizadores, uno de los del peto naranja. Pausado, vergonzoso, reflexivo, su aspecto bonachón transmite que este “empresario del transporte”, como él se define, no es capaz de matar ni a una mosca.
Este cántabro de Renedo de Piélagos vive con gran pasión su profesión y le llena de orgullo pertenecer a este colectivo.
“Me habría gustado ser arquitecto pero, aunque en casa no tengo antecedentes en el transporte, siempre he querido encaminar mi futuro profesional hacia este sector.
Al terminar los estudios empecé a trabajar en el negocio familiar, mi padre distribuía productos alimenticios, pero al poco tiempo le planteé el cambio de profesión.
Después de muchas reticencias, obtuve su aprobación para prepararme, obtener la capacitación y los carnets”, nos explica nuestro invitado.
Ahora, al volante del DAF XF 95.480 que traemos este mes hasta estas páginas trabaja en Cocantra (Cooperativa Cántabra de Transportes) suele recorrer la ruta Cantabria-Madrid y, en menor medida, la que lleva hasta Barcelona, “aunque cuando las necesidades de la empresa lo requieren, realizo cualquier destino nacional”, puntualiza Javier, que nos confiesa que lo que más le gusta de su oficio es “la independencia que me da.
Yo decido el viaje que voy a hacer, cuando y como lo hago, eso sí, siempre dentro de unas normas que marca la cooperativa”.
Desde las alturas (debe rondar los dos metros), a Javier le gusta observar, analizar y razonar. “Además, como que fuera de mi entorno no soy muy hablador, el silencio me encanta.
Me halaga que la gente se acerque a mi camión decorado, lo observe, ya que me sirve como motivo para iniciar una conversación con esa persona, ya que me cuesta entablarla”.
Devorador de prensa escrita, “incluso demasiado”, según dice, a Javier le gusta estar al corriente de lo que pasa en el mundo, ya sea de política, economía, del motor, de todo un poco, “aunque literatura por desgracia leo poco, tres o cuatro libros al año, especialmente en verano”.
Otra de sus grandes aficiones es la del modelismo, “he hecho slot, ferroviario, maquetas, aviones, y ahora practico automodelismo 1/8 TT, unos coches a radiocontrol con motor de gasolina que compiten en un circuito de tierra, la verdad es que son muy divertidos”.
Aficionado a la Fórmula 1 y a cualquier deporte en el que haya un motor de por medio, desde hace unos años también está enganchado al golf. “Jamás pensé que fuese tan divertido y tan técnico.
Desde fuera parece aburrido, pero lo recomiendo, haces deporte, estás en contacto con la naturaleza y además desestresas, algo muy importante en esta sociedad tan competitiva. Eso sí, si me tocara la lotería, me compraría un barco, ya tengo el PER (patrón de embarcación de recreo)”.
A pesar de que no se considera un transportista al uso, Javier Agudo vive intensamente su trabajo. Por ello le gusta llevar impecable su DAF. Nosotros damos fe de ello. “Siempre he tenido claro lo que quería realizar.
Los motivos deben identificarse conmigo, recuerdos, aficiones, objetos de mi vida cotidiana, en resumen, que digan algo de mí o de mi entorno”. Siguiendo esa máxima, Javier eligió –para que no desentonara con el fondo de su tractora– una ola con un surfista, un deporte que tiene mucha afición en Suances, el pueblo donde tiene su segunda residencia.
“Los motivos del carenado del chasis ya los he tenido en otros camiones. En el primero pinté la bandera de Cantabria, la de la Unión Europea y seis banderas más de los países a los que más viajábamos. Faltaba la de Gran Bretaña, y cuando el camión iba por allí, al chófer siempre le preguntaban por qué no estaba.
En el siguiente camión que tuve decidí poner la enseña de los 15 países que por aquel entonces eran comunitarios. Ahora con 27 me tendré que plantear cómo colocarlas en el próximo vehículo”, sonríe nuestro protagonista.
Quizás, quien sabe, podría tratarse de una de sus preferencias, un Scania serie T Topliner con cabina EXC con decoración gris metalizada, motivos clásicos en tonos blancos, grises y negros y detalles cromados, algo discreto y elegante.
No queremos concluir nuestro agradable encuentro con Javier sin antes pedirle que dé un consejo a los jóvenes que quieren empezar en esto del camión en estos tiempos de crisis que nos azotan. Una opinión de alguien tan experimentado debe resultar de gran valía para las generaciones venideras.
“Lo primero que debe hacer es meditar si se quiere dedicar a esta profesión tan dura porque debe tener en cuenta que es vocacional.
La diferencia entre el buen profesional y el malo es que el primero lo vive y el otro está. A continuación debe escoger, esto es, querer ser conductor o ir un poco más allá y ser transportista.
Después de todo eso, hay que prepararse; la formación es fundamental también en este gremio. Si has decidido continuar y has cumplido todo lo anterior, hay que tener presente que nuestros políticos están poniendo continuamente trabas a esta profesión.
Leyes, impuestos, normas de circulación y un largo etcétera, todo con la intención de intentar favorecer a otros medios de transporte.
Es una pena, pero el autónomo como tal tiene los días contados y este gremio sufrirá un profundo cambio en unos años, sólo los más preparados serán los que puedan seguir”. Ahí es nada, amigo Javier. Nos vemos en la próxima y gracias por tus sinceras palabras.