Con carácter general, las tarifas de las vías de peaje en España han disminuido un escaso 0,11%. Poco apreciable, desde luego. Lo realmente importante es la liberalización de numerosos tramos que supondrán un alivio económico para muchos transportistas.
Ya sabemos que nunca llueve a gusto de todos. Que ya podría, pero en la mayoría de las ocasiones la complejidad del asunto lo hace prácticamente imposible. Es el caso de las tarifas de los peajes. El Ministerio de Transporte ha publicado los nuevos precios para 2021 de las autopistas dependientes del Estado, que aplicarán con carácter general una rebaja del 0,11 %.
Excepcionalmente, tres autopistas serán objeto de una subida de tarifas. En la AP-7 Alicante-Cartagena los precios subirán un 0,89 %. En la AP-6, Villalba-Adanero, se incrementarán un 0,74 %, mientras que en la AP-9 las tarifas se incrementarán un 0,92 %. En este último caso, los transportistas gallegos, a través de la Federación Empresarial de Transporte de Mercancías de Galicia FETRAM, han mostrado su total decepción con esta subida de una vía que vertebra el territorio gallego.
Fin de las concesiones
Además de esta actualización de los precios para este año, hay que tener en cuenta la eliminación en 2021 de los peajes de las autopistas AP-7 hasta la frontera francesa y de la AP-2, que contribuirán como bien apuntan desde la Federación Nacional de Asociaciones de Transportistas de España (Fenadismer) a redistribuir mejor los tráficos y supondrán un alivio económico para los transportistas.
Hay que tener en cuenta que en la actualidad España cuenta aún con un total de 3.223 kilómetros de pago en 39 carreteras de su red viaria; de hecho, solo 21 provincias españolas están libres de vías de peaje.
Si en 2018 venció la concesión de la autopista AP-1 Burgos-Armiñón, desde el mes de enero se han sumado las autopistas AP-7 entre Alicante y Tarragona, con un total de 474 kilómetros, y la AP-4 entre Sevilla y Cádiz, con un recorrido de 94 kilómetros. A ellas se unirán el próximo septiembre el tramo de la AP-7 desde Tarragona hasta la frontera de La Junquera y la AP-2 entre Zaragoza y el Mediterráneo, que suman en total 640 km más libres de peaje.
Desde Fenadismer indican: “La eliminación de los peajes de las autopistas aporta indudables ventajas para la mejora de la seguridad vial y la descongestión de la red viaria nacional, ya que permite una mejor redistribución de los tráficos tanto privados como profesionales entre las carreteras nacionales y las autopistas paralelas de peajes, basando la elección por una u otra vía por parte de los conductores no en criterios exclusivamente económicos como hasta ahora, sino en función de la distancia del trayecto que realizar o del destino del viaje”.
Además y como indican: “Ello permite un importante trasvase de vehículos particulares que actualmente circulan por las carreteras nacionales a las autopistas de peaje por su mejor trazado y velocidad máxima permitida, lo que posibilita una utilización más racional de las carreteras nacionales por los vehículos de transporte que así las elijan en función del destino de la mercancía, al tener los camiones limitada técnicamente su velocidad a 90 kilómetros/hora.»
La seguridad vial se verá beneficiada, lo debería hacer, pero lo que seguro supondrá esta paulatina liberalización de las autopistas de peaje es que “contribuirá a rebajar de forma importante la actual factura en concepto de peajes que soportan los transportistas españoles, en torno a 1.900 euros anuales por vehículo, según consta en el Observatorio de Costes del Transporte de Mercancías por Carretera que publica periódicamente el propio Ministerio de Transporte, teniendo en cuenta que en algunos de los tramos ahora liberados los camiones tienen obligada su circulación conforme a las restricciones a la circulación que anualmente aprueba la Dirección General de Tráfico”.