Con diferencia, el transporte por carretera es el más relevante en España, aporta en torno al 50% de todo el valor de la producción del sector.
Si tomamos en cuenta los modos de transporte para el traslado de mercancías; ferrocarril, marítimo, aéreo o carretera, ésta última cobra protagonismo en nuestro país. Mientras que las mercancías suponen el 80% y los viajeros el 20% de esa mitad porcentual de todo el valor, además es el medio que más empleo crea.
Mientras el desplazamiento de mercancías por carretera ha pasado del 24% en los años cincuenta al 80% actual, el ferrocarril ha perdido una buena cuota de mercado pasando del 36 al 3% en el mismo periodo. Lo mismo sucede con el descenso del transporte marítimo interno del 40 al 10%, aunque el avión mantiene su testimonial 1%.
Enumerar las ventajas del transporte de mercancías por carretera es sencillo, pues la carretera ofrece soluciones que los demás modos de transporte no pueden ofrecer. La flexibilidad del transportista ante fluctuaciones de demanda, la versatilidad en la elección de itinerarios, o incluso, el cambio de recorrido o destino, o la agilidad de reacción ante contratiempos o incidencias, son solo algunas de estas ventajas.
Ahora bien, el argumento indiscutible para cualquier cargador es el servicio puerta a puerta que ofrece el transporte por carretera que además es capaz de adaptar sus medios (vehículos) a las necesidades concretas de cada mercancía y cliente.
En líneas generales, otros factores que benefician a la carretera es la falta de adecuación del servicio que ofrecen los otros modos de transporte. La complejidad de ciertos trámites en el ferroviario o el aéreo a la hora de prestar un servicio durante el paso de fronteras, así como en el cálculo aproximado del tiempo que se emplea en el transporte, acrecientan aún más el éxito de la carretera.
¿Cuáles son las desventajas del transporte por carretera?
Los inconvenientes del transporte por carretera están directamente relacionados con aquellos que se denominan costes externos del transporte. Éstos tienen que ver con la inseguridad vial, la congestión y el impacto medioambiental, que los estudios cuantifican en el 9,5% del producto interior bruto en nuestro país.
La siniestralidad, según datos aportados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), causada por el transporte por carretera se sitúa en más de 1,3 millones de muertos y entre 20 y 50 millones de heridos en todo el mundo. En España, durante el año 2019, se contabilizaron 1.755 muertos entre carretera y zonas urbanas. Estos accidentes tienen un coste económico elevado, entre gastos médicos y administrativos, situándose como el principal coste externo del transporte, si bien es cierto que la intervención de vehículos de transporte de mercancías en accidentes de tráfico con víctimas resulta menor con respecto otros tipos de vehículos como los turismos o las motocicletas.
Por su parte, la congestión viaria se reduce a la enorme pérdida de tiempo en atascos, con la consiguiente pérdida de recursos que la Unión Europea cifra en el 0,5% del Producto Interior Bruto comunitario. Si tenemos en cuenta las toneladas transportadas, el coste se sitúa en más de 4 euros por cada 1.000 toneladas/km, en el caso español y 7 euros de media para el resto de los países comunitarios.
Por lo que se refiere al impacto medioambiental, los principales costes están relacionados con el consumo de energía y el agotamiento de recursos naturales, así como las emisiones de gases de efecto invernadero. Si tomamos en cuenta una estimación de la producción de dióxido de carbono realizada por la Agencia Europea de Medio Ambiente, el camión entre 207-280 gr de CO2 por t/km se sitúa como el segundo por detrás del avión (1.160-2.150).
Al margen de estos costes externos, el transporte de mercancías por carretera también ha de luchar con otro punto que en otro tiempo le aportó su éxito y que ahora se gira en su contra, como es la agresiva política de precios que registra una feroz competencia entre las propias empresas del sector y los demás modos de transporte. Se constata un incremento en el volumen del transporte realizado, pero que no se refleja en la facturación global de las empresas.