Entre Sierra Nevada, y a un peldañito del Mediterráneo, se sitúan las fascinantes Alpujarras. Inhalar su atmósfera con los ojos en permanente embeleso y circunvolar por sus carreteras serpenteantes es a lo que 23 hombres y 13 radiantes camiones clásicos dedicaron un fin de semana envuelto por la más pura lírica camionera.
Los casi dos kilómetros de recta principal del circuito Motorland Aragón se convirtieron en una singular colmena henchida por un millar de obreras, zánganos y reinas motorizadas en forma de coche, moto, sidecar y, por primera vez, una decena de trucks americanos que guardaron la espalda de tan atronadora legión de joyas rodantes.