Siguiendo los pasos de su padre, y en esta ocasión de forma bastante literal, Rosa Zapico Blanco, nuestra camionera protagonista, se sube cada viaje al Mercedes-Benz Actros Gigaspace con su padre, Roberto, con el que se turna el volante para llegar, y entregar o recoger a tiempo la mercancía para el transporte que los han contratado.
A sus 27 años, hace cuatro que se sacó el carnet C, el CAP y ADR, tres del C+E y uno que se sacó la capacitación con vistas a poder llevar su propia empresa de transporte.
Aunque esta firmeza por este sector no fue siempre su vocación, pues cuenta con el título de técnico de atención sanitario y auxiliar de enfermería.
Al comienzo de su incursión con el camión, iba con su padre, Roberto Zapico, si hacía internacional, combinaba los viajes esporádicos con trabajar de camarera y en la cocina los fines de semana en un bar, pero solo pudo mantener los dos trabajos durante un mes. Aunque, como afirma Roberto con una sonrisa, “la verdad es que cocina muy bien”.
De sus primeros viajes recuerda: “A finales de enero me saqué el carnet C+E y en marzo me subía al camión en mi primer viaje a Alemania, de imprevisto, sin poder planearlo ni meditarlo, solo había cogido el camión de la autoescuela –suspira mientras explica–.
Estaba muy nerviosa, había ido con mi padre en la cabina, pero nunca lo había conducido, ni maniobrado.” Una vez superado el reto, se enfrentó a un segundo, con un camión nuevo en el que tuvo que lidiar con la nieve durante el viaje.
De aquello han pasado más de tres años y sigue como ella dice, conociendo con su padre ciudades de forma exprés.
Conducir le gusta, pues viene de una estirpe de profesionales que comenzase con su abuelo, profesor de autoescuela; su padre y su tío, y ahora ella, porque su hermano parece que ni quiere acercarse a un camión por si acaso.
Inconvenientes por solventar
Aunque no por ello pasa por alto algunos de los muchos inconvenientes que se procesan en la profesión, como las largas esperas, la entera disponibilidad, la figura de autónomo, robos, entre otras.
Así como otros propios de ser mujer en la profesión, como no contar con lugares habilitados para el aseo de mujeres, por ejemplo. “Lo que peor llevo es la incertidumbre desde el inicio del viaje. No saber si tengo que hacer la maleta para dos días, una semana o tres”, destaca Rosa.
Coincidimos con estos dos asturianos en una entrega en la provincia de Barcelona, a la que llegaron a altas horas de la noche con las horas de conducción en el tacógrafo agotadas.
Por la mañana, el personal de la empresa a que la deben descargar un cargamento de nata no tarda en llamar a la ventanilla para que muevan el Actros para comenzar el proceso de vaciado del preciado líquido de la cisterna, que en este caso, comenzará por ir a pesar.
Pero con las cortinillas todavía corridas, Rosa se asoma para decirles que el tacógrafo no les da a ninguno de los dos para mover el camión ni un centímetro.
Deben esperar a las 10 de la mañana para poder ponerse al volante otra vez. “Por más que les explicas a las empresas, no lo entienden, ‘si la báscula está a un par de kilómetros solo’, te dicen”, explica Rosa.
“Y todavía menos cuando te ven que vamos dos, creen que no quieres mover el vehículo porque estás durmiendo y no entienden de tacógrafo ni d normativa. Sobre todo cuando vas por primera vez, como es el caso, y no te conocen”, comenta Rosa.
“Aquí tuvimos suerte ayer por la noche, porque pudimos estacionar en la puerta del lugar, pero en los países del Este, los camioneros aparcan muy temprano y sufres por si encontrarás sitio y si el tacógrafo te dará para llegar”, sentencia la asturiana.
Perder la timidez
Cuando el fin de semana toca fuera de casa de ruta por ahí, “intentamos aparcar en la ciudad más cercana y aprovechar para conocerla, así por lo menos conoces lugares y a gente”, explica Rosa.
Cabe destacar que, según nos confirma ella misma, antes era más tímida, pero desde que va en el camión, es la que lo lleva a las concentraciones de decorados, y desde que asiste, ha conocido a mucha gente en persona y en redes sociales, jóvenes como ella, que justo están empezando en la profesión y con la que comparten experiencias y aventuras.