Para ello, en esta ocasión le hemos puesto la grabadora a los propios profesionales, que nos han hablado del tema sin tapujos. Sus experiencias invitan a la reflexión y aportan la inteligencia natural del que vive y estudia una realidad diaria. Todos deberían ser escuchados con humilde atención por quienes administran las leyes y dicen preservar el bien común. Cada cual tiene su personal batalla librada a este respecto, pero dos días recabando opiniones sobre ese terreno en el que habita a diario un camionero nos han servido para constatar que estamos ante una profesión conformada en su casi totalidad por personas valientes… pero precavidas.
Pocos son los que no llevan a día de hoy un cierre adicional de seguridad en la cabina, pero nadie quiere líos. La imagen de un camionero con un palo guardado debajo de la guantera es un tópico que muy poco tiene que ver con la realidad. Todos saben que ahí tienen más que perder ellos que los mismos ladrones. Eso sí, cada vez más se buscan áreas seguras para pernoctar, y por seguras se entiende que tengan cámaras, estén bien iluminadas y, a poder ser, posean un vallado.
El español suele buscar vecino español, y en el ambiente suele flotar un reconocimiento de que, aunque con menos celeridad de lo que sería conveniente, cierta presencia policial, que ha acabado con algunas bandas muy concretas, y la conciencia cada vez mayor de los propietarios de las estaciones de servicio han aportado ciertas mejoras en este terreno, en relación con los años más duros de la crisis. En líneas generales, y a pesar de que muchos puedan extrañarse de ello, el transportista que trabaja en España, sea español o no, prefiere las zonas de aparcamiento de nuestro país que las de Francia, en las que existen puntos calientes, como Marsella o los aledaños de París, donde a nadie se le ocurre pasar la noche en un parking que no esté totalmente vigilado, y mucho menos en las áreas francesas cercanas a la frontera, donde los ladrones saben que los camiones vienen con el depósito lleno, pues el precio del gasoil resulta más barato en España.
Dormir tranquilo
El almeriense Policarpo Gómez tiene una alarma que le avisa si alguien está tocando el depósito. “Si me pita, arranco y me voy. Lo peor que puedes hacer es salir o llevar cosas para defenderte. En mis 35 años al volante he visto en Francia a uno salir del camión casi en cueros porque le habían echado un gas en la cabina y los ladrones se metieron dentro sin que él se enterara de nada; y en Marsella también vi cómo echaban material de un camión a una furgoneta, pero yo allí no llamo a la policía. Si fuera en España, sí habría llamado”.
A Felipe Claver le quitaron el bombín de la cerradura, pero no pudieron entrar al tener la puerta atornillada al tirador por dentro. “En Francia te abren más para buscar dinero, móvil, tarjetas y sobre todo gasoil. Los ladones saben que si el valor de lo robado no supera cierta cantidad de dinero, no les va a pasar nada. Las sanciones han de ser más fuertes, porque si no, a algunos no les asustan ni las cámaras”.
A Bautista Domínguez, que lleva 11 años en Trans Avella, lo encontramos cuando lleva 15 días fuera de casa. Él opina que tener que pagar un parking privado, después de que pagas la autopista, es también otro robo. “Para mí una de las soluciones es que las plataformas tuvieran que llevar también tarjeta de transporte, para que no haya tanto extranjero conduciendo con matrícula española, pero que paga los impuestos de la plataforma en Rumanía o Bulgaria. En Francia roban más gasoil, pero se les castiga poco… y no los toques, porque te buscas la ruina”.
El matrimonio formado por Noemí y Andrés, de Huércal-Overa (Almería), viaja a doble chófer, y ya sabe las áreas dónde no se debe parar, sobre todo en las más próximas a Francia, porque entre los mismos compañeros se avisan. “Cuanta más luz, cámaras y cercados haya, mejor. Nosotros tenemos una rejilla antirrobo en la boca del depósito y lo más que pueden sacar son 5 o 10 litros, pero sí nos han robado en alguna ocasión palés, abriendo la lona, que los venden a 3 euros y nosotros hemos de pagarlos a 5. Llamamos a la Policía para denunciar, y nos dijo que teníamos que ir a la comisaría más cercana. ‘Llevo un tráiler frigorífico –le dijo Andrés–, dígame por qué calles podemos llegar’. Por el junquillo de la puerta le echaron gas a un compañero para dormirle y le quitaron la calandra entera y los faros de xenón. Creo que en Alemania los ladrones tienen más miedo a la Policía, pero en Francia me da la impresión de que los robos se les han ido de las manos. En Narbona a un compañero le llevó tres horas hacer una denuncia, y eso es imposible de aguantar, si vas siempre con el tiempo justo”.
Al rumano Pavel, que trabaja para Transambiental, nunca le han robado, pero siempre duerme con cerraduras interiores. “En el eje Montpelier-Orange-Marsella se roba mucho. Francia no tiene las infraestructuras de seguridad suficientes y tienes que pasar por ahí para ir al norte y este de Europa. Parar a dormir en Luxemburgo, Suecia o Dinamarca es mucho más seguro. En Francia además tienes la preocupación de que se te suban inmigrantes. A mí no me ha pasado nunca, pero sé de un compañero al que en Calais le pillaron con inmigrantes en la caja y le pusieron 2.000 euros de multa por inmigrante, más otros 2.000 a la empresa”.
Sixto Nieto, de Valladolid, lleva 28 años de ruta, trabaja para la empresa Pérez Tejedor, y dice parar siempre en las áreas que él considera más seguras, como la del Bruc. “Una vez me quitaron conservas de la caja y puse denuncia, pero no sirvió para nada. No tengo miedo porque la carga va asegurada. Mientras no se metan en la cabina, estoy tranquilo, y para eso pongo unas cinchas de puerta a puerta. Alguna vez voy a un área de pago, pero no puedes quitarte de 20 euros cada día.”
Al Lituano Saúl le abrieron la lona de su Iveco en Italia, pero lleva contenedores vacíos y ahí los dejaron. “Trabajo para la Ford de Almusafes, y en sus 14 años en España he constatado que las áreas españolas son más seguras. Una de las soluciones podría ser que el gasoil costara lo mismo en toda Europa, para que a los ladrones franceses no les tiente tanto robar gasoil de los camiones españoles”.
Gabriel, que trabaja para Factor Samara, lleva cereal en su piso móvil. Solo una vez le robaron las tarjetas y el dinero en sus veinte años de profesión, y fue en París, a 50 metros de las cámaras. “Que busquen a los ladrones en vez de tanto perseguir nuestro tacógrafo. Hasta la misma Policía te dice que no toques a los ladrones, pues si luego te denuncian, tienes las de perder”.
Juan José Gras, de Sueca (Valencia) lleva cuarenta años en carretera y alguna vez le han robado gasoil y entrado en la cabina, pero dice trabajar siempre tranquilo. “Con miedo no se puede conducir, pero tengo claro que nunca he de parar en parkings pequeños y oscuros. Por lo general, en España los surtidores son bastante buenos. En Francia, ya ves muchas veces manchas de gasoil en el suelo, y ahí ya sabes que no puedes parar, y me meto en una de pago. En la tapa del depósito tengo unos filtros para que no puedan meter ninguna goma, porque una vez me quitaron 600 litros y me arruinaron el mes”.
Ángel Espinosa, de Tomelloso (Ciudad Real), al que abordamos mientras pasaba el tiempo haciendo figuritas con cañas, tiene 63 años y tiene ya ganas de jubilarse. “En Marsella vi que me estaban sacando los extintores y bajé a por los ladrones. Uno me sacó un cuchillo y conseguí arrebatárselo cogiéndolo por el filo, pero no pude evitar que otro entrara en la cabina y me robara la cartera. Miedo no tengo, pero procuro quedarme donde sé que están abiertos las 24 horas. La Jonquera era antes mucho más peligrosa que ahora, pero yo, aun así, procuro siempre aparcar al lado de un camión español”.
Alfonso Cubero y José Luis Cantero son compañeros y van con puertas para la empresa Padilla de Murcia. “Te rajan la lona en tu mejor momento del sueño, pero las puertas no le interesan a los ladrones. Las áreas de España –afirma Cubero– son más seguras, porque ahora pasean más los coches de la Guardia Civil y los Mossos, pero las de Francia no tanto, sobre todo las que están a la altura de Marsella, donde nunca ves a un policía. Nosotros siempre ponemos unos cierres especiales que se venden en las mismas gasolineras”.
Al albaceteño Constantino Cifuentes, que va cargado de coches, nunca le han robado, y se siente seguro por poseer alarmas en la cabina, pero, no obstante, siempre pernocta en parkings privados. “Yo ya sé que cuando arrancas desde La Jonquera, al menos has de hacer ruta cuatro horas”.
El marroquí Mohamed, que vive en Benicarló (Castellón) desde hace diez años, dice que en Marruecos también se vigila el tacógrafo, pero has de tener muy clara la ruta, porque hay muchas menos áreas de servicio. No obstante, y al contrario de lo que pueda parecer, dice que allí se roba menos a los camioneros. “Si te pillan robando, vas a la cárcel, y además la Policía te da unas buenas palizas, y los ladrones lo saben. En Europa se roba más gasoil, y a veces entre los mismos colegas de profesión, sobre todo en Francia, porque saben que vienes de España con el depósito lleno”.
Antonio Jiménez lleva 13 años de chófer y siempre elige Red Tortuga para dormir en La Jonquera, dos veces por semana, pues le sale el parking gratuito por llenar el depósito allí. “Que haya un tío en la garita que controle quién entra y sale te da tranquilidad, pero aun así siempre duermo con una cinta de seguridad. A mí, toco madera, nunca me han quitado el gasoil”.
A Manolo Rubio y Pedro Regalón, de Córdoba, que trabajan para Sol Avance, tampoco nunca les han robado, pero sí han oído forcejear, y en ese caso ni se mueven, porque llevan medidas de seguridad. “Tendrían que romper el cristal, y eso es muy raro que pase, porque armarían mucho escándalo”.
Áreas de servicio
La conciencia que han tomado muchas estaciones de servicio en materia de seguridad en España está al alza. La de El Bruc, ubicada en la A-2, es una de las más apreciadas por los transportistas, y prueba de ello es que en 2016 vendieron un millón de litros de gasoil más que en el año anterior. La atenuación de la crisis seguramente tiene algo que ver, pero la gran inversión realizada por El Bruc en el último año en cámaras de alta definición y farolas led seguro que ahuyenta mucho más al detestable ladrón. “Aquí hay ducha, parking e Internet gratis para el que quiera, y a ningún camionero se le pregunta nada por hacer uso de ello. Eso sí –continúa Ignacio, uno de los máximos responsables del Bruc–, si pone 400 litros en el depósito, tiene la comida gratis y un wi-fi de mayor velocidad. Por aquí pasan cientos de camiones a diario y no se oye de ningún robo desde hace muchísimo tiempo. Las cámaras están muy a la vista y son muy disuasorias. Al camionero no le podemos entregar las imágenes, en virtud de la ley de protección de datos, pero cada dos por tres tenemos aquí a los Mossos, con una orden judicial, porque están siguiendo algún caso. Su continua presencia es también muy beneficiosa para nosotros”.
En La Jonquera, donde hemos hablado con buena parte de los transportistas que ilustran nuestro reportaje, hacemos parada en las instalaciones de Repsol Security Parking Sol Jonquera, abierta desde 2014, donde en la noche su capacidad de casi 200 camiones llega al 100 % de ocupación el fin de semana, y en los días laborables la rotación de camiones es continua. Por allí pasan los camioneros, que acumulan horas de aparcamiento por ducharse, comer, repostar, comprar en sus tiendas o usar la lavandería. Aparcado el camión, solo pueden pasar las personas que el ticket haya registrado en el torno de entrada y salida. Uno de sus máximos responsables, Xavier Roda, nos asegura que La Jonquera se ha convertido en un lugar mucho más seguro desde hace ya algunos años.
La presencia policial y la profusión de cámaras de vigilancia y áreas controladas, como también lo son las de Andamur o Red Tortuga, son aspectos que disuaden de cualquier tipo de delincuencia. “Los Mossos desmantelaron algunas bandas –nos dice Roda–, y eso enseguida corre de boca en boca. El conductor prefiere pernoctar aquí que en Francia, donde los camiones no pueden circular desde el sábado hasta el domingo por la noche. Tenemos alarma perimetral, multitud de cámaras de vigilancia y un encargado de seguridad las 24 horas del día. Si se recibe alguna queja, los departamentos de seguridad actúan y se activan todos los protocolos, pero aquí no tenemos problemas y ya tenemos repartidos unos 2.000 carnets de fidelidad”.
En las instalaciones de Red Tortuga hablamos con Paco Camacho, encargado general de un parking que se queda corto los fines de semana, que nos informa de la presencia de 36 cámaras de vigilancia en el recinto. La tarjeta Red Tortuga tiene convenio con 1.500 gasolineras y de sus esfuerzos en materia de seguridad toman buena nota unos profesionales del transporte que se sienten aquí más seguros que en la parte francesa. “Conservamos hasta 30 días de grabación y el material solo puede entregarse a la Policía. Solo nos hemos encontrado un par de casos de camioneros que denunciaban que habían sido robados mientras repostaban, pero curiosamente –nos explica Camacho–, y gracias precisamente a las cámara que tenemos enfocando en cada surtidor, se pudo demostrar que las denuncias eran falsas”.
La seguridad en la distribución terrestre es un tema sensible para el sector. No hay alarmismo, pero sí mucha precaución. Los métodos para robar a través de falsas llamadas para cambiar de ruta, falsos accidentes, falsas empresas de transporte o controles ficticios tienden a remitir; pero las empresas del sector y el propio camionero son muy conscientes de que no puede bajarse nunca la guardia. La instalación de chips de alarma, sensores en las cerraduras y los sistemas cada vez más utilizados para tener siempre localizado el camión son disuasorios, pero el transportista exige también el poder dormir tranquilo. ¡Qué menos, después de una dura jornada de trabajo! Para ello, las áreas de descanso han de seguir poniéndose las pilas para cumplir con todos los certificados de seguridad, algo que requiere inversión a corto plazo, pero genera muchos beneficios a largo plazo. ¡Luces, cámaras y camión! Si descansa el camionero, descansamos todos.