“Cuando voy conduciendo este Mack, parece que te vas comiendo la carretera. Su radio de giro es buenísimo, aunque siempre has de vigilar distancias, por la gran envergadura del morro. Eso sí, los frenos hay que pisarlos como si te fuera la vida en ello”.
Como podéis ver, las coordenadas fundamentales para situarnos ante este pick-up nos las ha facilitado en un santiamén María José Fernández, usufructuaria principal de un vehículo que ha besado la deleitosa arena de los paseos en familia con sus hijos Mario y Dani y su marido Fernando; o el asfalto caramelizado de un circuito de carreras como el de Navarra.
Nacida en Santander hace 40 años, a nuestra brava y animosa protagonista de hoy nos ha costado lo nuestro seguirla en nuestro furgón hasta el hermoso monasterio burgalés de la Cartuja de Miraflores, lugar que elegimos para que el Mack luciera el porte. “No miro el cuentakilómetros. Yo creo que no lo tiene –ríe con llana complicidad–, y si lo tiene, no lo tengo localizado”.
Morro adaptado
Hechuras de camionetas norteamericanas de marcas como Chevrolet, Nissan, Hummer, Ram, GMC o Ford son las habitualmente elegidas para esta gigantesca simbiosis, tan al gusto de los conductores estadounidenses, ya que, al hecho de que allí las distancias suelen ser muy largas.
Se une la casi nula querencia por el transporte público y una más que laxa conciencia ecológica. Mover 4 toneladas de aleación para ir a hacer un recado a poco más allá de la vuelta de la esquina no supone reparo alguno para un americano medio.
No obstante, para una cántabra entera como lo es María José, los 16/18 litros de gasolina del más alto octanaje que este capricho rodante consume a los 100 kilómetros se justifican más que sobradamente por los buenos ratos que pasa con las manos en su volante.
Se trata de momentos nunca entendidos como compromisos laborales, pues para tales asuntos ya cumple de sobra su empresa familiar Jofer Elevación, con sede en Burgos, que cuenta con una amplia flota de industriales con plataformas elevadoras adaptadas.
En el caso de este pick-up, Ford conforma la carrocería sobre la que se ha adaptado el morro de un camión Mack, con la cama original de este último. “Si os fijáis bien –nos dice–, la cabina y el habitáculo de conducción de los trucks americanos suelen ser muy estrechitos, aunque el camión sea gigante por fuera, así que resulta relativamente sencillo que esta cabeza quepa en una estructura de pick-up”.
“El motor de 8 cilindros en V de Ford –es ahora Fernando, su marido, el que nos habla– ha sido trucado, como si fuera el del Ford Mustang, para que pueda mover un mayor peso”.
Tras muchos años encerrado en una cochera, sin documentación y con el motor estropeado; la familia Fernández dio con este Mack tras la confidencia de un conocido. “Lo rescatamos del abandono más absoluto y sin matriculación de ningún tipo. Mi marido le puso la caja de cambios nueva y todas las bujías.
Después reparó el carburador y le hizo la instalación eléctrica. Por último le pusimos los faros nuevos y concluimos con un lavado de cara general. El ingeniero de obra es él – continúa María José mientras mira delicadamente a Fernando–, pero yo colaboro en lo que puedo, y los niños, también.
Cuando se ponen el buzo –es ahora a Dani y Mario a los que mira–, saben que tienen la libertad de tirarse debajo del vehículo para chapucear y llenarse de grasa”.
Como suele ser habitual en este tipo de conjuntos, el gran problema es encontrar los recambios adecuados, que normalmente han de solicitarse a Estados Unidos. Ese es el paso que se está dando en la actualidad para cambiar las cubiertas, que ciertamente se ven a la luz algo agrietadas.
Posiblemente las veamos ya en todo su esplendor en concentraciones de vehículos industriales, clásicos y decorados, como las de Torrelavega (Cantabria) o Villarcayo (Burgos).
En cualquier caso, la cita que María José espera con más impaciencia es la del Jarama, pues en el marco de las carreras de camiones que allí tendrán lugar durante la primera semana del mes de octubre, este hermoso modelo y el asfalto del circuito se acariciarán mutuamente en el desfile de decorados que siempre ameniza los intermedios.
“Estoy deseando que llegue el momento – confiesa nuestra protagonista–, ya que es la ocasión en la que los amigos y amigas de toda España nos encontramos en persona.
Será porque yo lo he vivido siempre en casa, sobre todo con mi padre y mi hermano, pero a mí este ambiente no me parece únicamente masculino y, aún mucho menos, machista. El ambiente es siempre fenomenal y a los críos nos los controlamos entre unos y otros, porque esto no deja de ser como una gran familia”.
María José estrenó su Mack en el circuito de velocidad de Navarra, muy pocos días después de haber dado por concluida su reparación. Con todo el público en la grada, ella saltó nerviosa a la arena, pero salió del asfalto airosa y feliz.