En esta edición, 40 camiones llegados de diferentes puntos de Cataluña, más un representante francés, demostraron que más allá de la prima de riesgo y de tanto cuento macroeconómico no sólo hay ganas de pasarlo bien, sino también de luchar por la profesión, por lo menos hasta donde los dejen.
Cargols Truck, de la mano de César García y Eduard Domènech y de toda su legión de colaboradores, lo ha vuelto a hacer. Ya llevan ocho años organizando esta reunión familiar de camiones decorados y tuneados en la que el día en cuestión se puede calificar simplemente con el titular que encabeza este reportaje. Buen rollo a raudales destila ese cruce de calles de La Torreta, una barriada de la localidad barcelonesa de La Roca del Vallés, lugar donde este año se congregaron unos cuarenta camiones que también tuvieron la compañía de una decena de coches made in USA.
Tractoras de todas las marcas, un par de ellas americanas, algún rígido, unos más pintados, otros con más defensas o con más focos, eso sí todos relucientes como el nuevo Scania del amigo Toni, el popular Er Nene, que maldecía las cuatro gotas que cayeron a mediodía y que habían deslucido -un poquito- el panzón de limpiar que se había pegado. Agustí Estapé, Jordi Llop, Joan Garrell, Jordi Cracián, Dani “El Batman”, Manu Maza, Quim Brugada… no hace ni cinco minutos desde que hemos llegado a La Torreta -uno se estrenaba por estos lares- y ya nos falta tiempo para saludar a uno y a otro.
Hacemos fotos individuales, otras por parejas, alguna en grupo; estos profesionales del transporte se merecen la mejor instantánea. Seguimos calle abajo y nos cruzamos con más caras conocidas. Por ahí andaban Rafael Rincones con sus dos retoños, Ángels y Jordi Ros también con su parejita, Iván Pou, José María Ortiz, Nico “El Chorrina”, los Vilardell o los hermanos Garrell. Todos fueron convenientemente fotografiados; bueno, nos quedó pendiente la de Rincones y su familia, que al final no pudo ser pero que desde aquí le garantizamos una en la próxima ocasión. A mediodía, justo cuando cayeron las cuatro gotas, llegaron el Scania de Francisco Javier López, con el de los hermanos Serrano Villar y el Volvo americano de Raúl Almodóvar. Todavía quedaban tres representantes para cerrar el círculo de La Torreta.
El Volvo de José Manuel Cañadas y el Scania de morro de su hermano Carlos, junto con el Scania naranja chillón de Aurenico, traían casi al completo a la familia Cañadas. Nobles y apasionados del camión hicieron buenas migas con otros auténticos locos de estos mastodontes: los Vilardell. El desfile y la posterior cena de rigor pusieron un fenomenal broche de oro a este día de buen rollo.
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