Francia puede presumir de haber tenido un pasado esplendoroso en lo tocante a fabricantes de camiones. En la vorágine actual, donde prima la globalidad y las pautas son impuestas por la economía de mercado, no es fácil recordarlos. Empresas como Hotchkiss, Latil, Bernard o Berliet acrecentaron una merecida fama y escribieron muchas páginas de la historia de la automoción industrial gala y mundial. Algunas de esas marcas fueron verdaderos iconos y, en algunos casos, objeto de culto, como ocurrió con Bernard. No obstante, Berliet es un nombre que ha quedado grabado en la memoria colectiva francesa.
En España, su presencia no fue muy significativa, excepción hecha de algunos vehículos de bomberos y, sobre todo, de la cooperación entre la propia Berliet y la española Sava, que bajo licencia produjo algún modelo y se encargó de su distribución. La empresa francesa se especializó en la fabricación de camiones y autobuses tras la primera guerra mundial. Con anterioridad había fabricado turismos, motores y hasta armamento militar, pero fue en el sector del transporte donde encontró su razón de ser.
Bajo diseños y motores propios desarrolló diversas gamas de camiones. Una de ellas fue la denominada GAK, dotada de la cabina Relax de tipo avanzado, y que aportaba importantes novedades respecto a las anteriores series GLA y GLB.
Esta cabina fue muy conocida en España y no por Berliet precisamente. Esto se debió a la adopción por parte de Barreiros, que la incorporó, en mayor o menor medida, a todas sus series hasta la aparición de la novedosa CP-67, ya bajo la etapa Chrysler de la desaparecida marca de Villaverde.
En el Salón del Automóvil de 1957, Berliet dio a conocer sus modelos GAK-5 y GAK-19, aparentemente iguales pero con motor diesel el primero y de gasolina el segundo. Ambos aportaban, además de la mencionada novedad de la cabina, nuevo chasis, óptica delantera integrada en el paragolpes, circuito de frenado por aire y, sobre todo, un nuevo propulsor diesel: el motor Magic. Otros elementos, como la caja de cambios y el puente de reducción simple, sí eran los mismos que las series anteriormente mencionadas.
Centrándonos en el GAK-5, diremos que se ofertaba carrozado por la fábrica, tanto con caja basculante como fija, y con la posibilidad de tener los laterales de madera o acero. Utilizado profusamente en distribución urbana y en usos municipales, su interesante distribución de pesos y sus dimensiones lo hacían idóneo para esos cometidos.
De Vichy a Pozo Estrecho
En noviembre de 2008, Francisco Bernal estaba en las proximidades del puerto de Sete, en la costa azul francesa. Habitualmente efectúa traslados de vehículos hacia este puerto, con destino al continente africano. Se trata, generalmente, de camiones que entraron en su ciclo final, pero que son capaces de gozar de una segunda vida en África.
En uno de los períodos de descanso de conducción hojeaba una revista francesa de camiones clásicos y en su sección de compra/venta encontró el anuncio de un Berliet GAK-5 de 1959 que, a juzgar por la foto, presentaba un aspecto magnífico. Una llamada telefónica y el trato se cerró de forma inmediata. Unos días más tarde, y con ocasión de otro traslado de camiones a Sete, una góndola del propio Bernal se desplazaba a una pequeña población del distrito de Vichy (departamento de Allier).
Allí, precisamente, el Berliet se cargaba y viajaba hacia Pozo Estrecho. De esta forma, la colección de Paco Bernal se incrementaba con otra pieza, una pieza que se conservaba totalmente original y con toda su documentación. Estaba matriculado en diciembre de 1959 y provisto de una caja de tipo medio forrada de madera, con laterales abatibles. Una vez subidos en su cabina podemos ver claramente la utilidad de este camión para el reparto urbano. Está dotado de una amplia luna delantera de una sola pieza, con luna trasera y en las esquinas, que facilitan una visión completa de todos los ángulos posibles.
Calefacción y salpicadero con guantera de serie forman parte de un completo equipamiento interior que, a finales de la década de los cincuenta, se nos antoja de auténtico lujo. Históricamente, los fabricantes franceses de vehículos han mimado el equipamiento interior de sus productos, y el GAK-5 es buena prueba de ello. Otra novedad la constituía su calandra delantera de apertura central en dos hojas. Esto, junto a un fácil acceso al túnel motor, facilitaba mucho las reparaciones y mantenimientos del camión.
Manos a la obra
Como ya he mencionado, el estado general del camión era muy bueno y mecánicamente no precisó ninguna atención. Solamente hizo falta la lógica sustitución general de aceites y demás fluidos, reglaje de frenos, reemplazo de cubiertas y repaso general de la instalación eléctrica. El camión traía la cabina de color azul claro, pero Paco Bernal quería cambiarle el color, aprovechando que se le iban a efectuar varias reparaciones de chapa de escasa entidad. Al igual que el Ebro B-45 con el que abrimos esta sección, fue Luis Miguel Ros quien se encargó del saneado y pintado de la cabina. Con los antecedentes del Ebro y su trayectoria profesional, el resultado estaba garantizado.
Durante un par de semanas, el camión mudó su aspecto de forma secuencial. Tras el desmontaje de puertas, calandra, lunas, paragolpes y accesorios, se pudo profundizar en todos los rincones de la cabina. Con la inestimable ayuda de Esteban, Luis Miguel fue avanzando en su labor.
Primero, lijando, enmasillando e imprimando, y por último, pintando. Dicho así puede parecer algo muy sencillo, pero en manos de este gran profesional, ese trabajo se convierte en concienzudo y meticuloso. La carrocería fue desmontada con anterioridad y se quedó en los talleres de la empresa de Bernal. Solamente se lijó y lacó la madera de costados y fondo, además de sanear y posteriormente pintar las partes metálicas de la caja. Luego se confeccionó una lona y los correspondientes arquillos para su colocación.
En los últimos días de mayo de 2009 finalizaban los trabajos de chapa y pintura y en mayo se presentaba oficialmente participando en la I Concentración de Clásicos de Pozo Estrecho. Un par de meses después hizo lo propio en las fiestas patronales del vecino pueblo de Balsapintada, que tienen un acto central que es el día del camionero y que cumplía su 30º aniversario. Todo un récord.
Dentro del Leyland Beaver de Ginés Hernández se acomodó el Berliet, mientras que una furgoneta DKW F-89 de Eduardo Solano hacía idéntica maniobra sobre el Ebro B-45 de Bernal. Un verdadero póquer de clásicos que, junto a otros muchos vehículos expuestos, hicieron las delicias de aficionados y visitantes en el encuentro celebrado en la ciudad del Acueducto.
Preparando este trabajo me documenté sobre la historia de Berliet y puedo afirmar que me enamoró. En ello hay dos claros culpables: Miguel Pascual y, por supuesto, Paco Bernal, dos auténticos puntales de la afición a los clásicos industriales en España. Dos verdaderos amigos. Muchas gracias a ambos.
Un antes y un después
Los Berliet GAK-5 y 19 eran unos camiones de tipo medio que estuvieron en producción desde 1959 hasta 1963. El GAK-5 llevaba el motor diesel denominado Magic de 90 CV, mientras que el GAK-19 montaba uno de gasolina de 100 CV, ambos con idéntico cubicaje.
Se trataba de un camión que aportaba numerosas novedades respecto a los anteriores productos Berliet, con una cabina enteramente de acero, dotada de muchas comodidades, y que pronto se hizo muy popular. Se encaraba la década de los sesenta y los profesionales de la carretera demandaban mejores camiones, con motores diesel más potentes y fiables.
Nacido con vocación urbana, fue un camión ideal para reparto y para los servicios públicos de municipios, aeropuertos, bomberos, etc. Miles de GAK-5 se produjeron y vendieron, mientras que unos pocos centenares del GAK-19 hicieron lo propio. La serie GAK evolucionó hacia nuevas variantes y estuvo en producción hasta 1972.
Las siglas GAK-5 y GAK-19:
G: Vehículo destinado al transporte.
A: Pequeño PTC (Peso Total Carrozado).
K: Dotado de cabina avanzada.
5: (Sólo modelos diesel). Redondea por exceso el cubicaje del motor: 4,950 litros.
19: (Sólo modelos gasolina). Se refiere a la potencia fiscal del vehículo.